Monthly Archives: August 2018
Te encontré…
«Encontrar esposa es encontrar lo mejor: es recibir una muestra del favor de Dios». Proverbios 18: 22
En un congreso de jóvenes conocí a una señorita muy especial con quien cultivé una hermosa amistad. Con el tiempo, nuestra amistad creció y nos hicimos novios. Estaba muy enamorado de ella y con solo verla sonreír sentía todo tipo de emociones.
Yo cursaba mi último año de la secundaria cuando nos hicimos novios, y el próximo año tenía planeado estudiar Teología. Comencé a colportar para reunir los fondos necesarios para costear mi carrera. Cuando había colportado durante tres meses me llegó la noticia de que se abriría un plan especial para estudiar Teología. Este consistía en trabajar como pastor y al mismo tiempo estudiar. Lo mejor de todo es que no tendría que salir del país por mucho tiempo, y esto sí fue una gran noticia.
Esta situación fortaleció mi noviazgo mucho más, leimos muchos libros juntos, y esto nos ayudó a comprendernos mejor y a crecer. Participábamos juntos en las actividades juveniles de la iglesia, los campamentos, las caminatas, los retiros, congresos y campañas juveniles. Siempre fuimos muy activos en las actividades de la iglesia, y eso nos ayudó a crecer espiritualmente.
Siempre me sentí apoyado por ella, incluso cuando tuve que viajar por más de un año para finalizar mis estudios. Gracias a Dios, cada cuatro meses pudimos vernos durante una semana. Cuando por fin llegó el momento de tomar la decisión de casamos; pero no queríamos dar este paso sin estar seguros. Así que como un moderno «Gedeón», le pedí pruebas concretas a Dios (cuatro, para ser precisos). Dios respondió positivamente a cada una de ellas, de tal manera que no hubo duda en nosotros de que era la voluntad de Dios unir nuestras vidas.
Mi esposa es una bendición de incalculable valor para mí. Dios ha bendecido nuestro ministerio y nuestras vidas y también nos ha dado un precioso hijo. No me queda duda de que «Encontrar esposa es encontrar lo mejor: es recibir una muestra del favor de Dios» (Proverbios 18: 22).
Si estás buscando pareja quiero animarte a colocar a Dios en primer lugar y seguir los consejos de su Palabra, así podrás tener éxito al tomar esta decisión tan importante.
Alexis Adrián Romero Meléndrez, El Salvador
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
¿Puedo orar por ti?
«Amados hermanos, oren por nosotros». 1 Tesalonicenses 5: 25, NTV
SÉ QUE NO ES FÁCIL hacer esta pregunta a un desconocido en la calle, sin embargo aquel día de verano, mientras colportaba, decidí preguntarle a las personas que encontrara: «¿Puedo orar por usted?» y dejar que el Espíritu Santo se encargara del resto.
Mientras caminaba por una calle que parecía infinita entré a una tienda de ropa para damas. Allí vi a dos señoras que se asustaron al verme y una de ellas dio unos pasos hacia atrás. Luego me preguntaron: «¿En qué le podemos ayudar?». Me presenté y les comenté lo que estaba haciendo en la zona (presentando libros de salud, de Jesús, para niños y demás). Siempre empezaba hablando de la salud y luego pasaba hablar de cómo Jesús se preocupa incluso por el cuidado de nuestro cuerpo y ahí presentaba los libros del mensaje de Jesús.
En esa ocasión, sin haber terminado mi presentación, una de las señoras me detuvo y me dijo: «No nos interesa». Fue entonces cuando dije: «¿Puedo orar por ustedes?». Ella replicó: «Claro». Cuando terminé mi oración pude ver a las señoras llorando y una de ellas me dijo: «Desde que entraste supe que no estabas sola. Me sorprendí al verte, porque en ese momento mis oraciones recibieron respuesta. Yo le había pedido al Señor que me diera una señal, pues necesito tomar una decisión y al entrar me di cuenta de que no estabas sola».
No pude contener las lágrimas y tomé un momento para platicar con ellas. Allí supe que ambas eran cristianas, una era pastora y la otra estaba pasando por una situación muy difícil. No conocían la Iglesia Adventista, sin embargo quedaron muy encantadas con nuestros materiales y el mensaje que predicamos. Mientras me despedía la pastora me dijo: «¿Te digo cuál fue la diferencia entre el “no” que te había dado y esta linda experiencia? Que tú preguntaste si podías orar por nosotras». Quizás no necesitas el mismo escenario que se me presentó para hacer lo mismo y orar por alguien. Cada día te rodeas de personas cuyo día puede cambiar con una simple oración tuya.
Permite que Dios te use para llegar a esas personas que necesitan conocer de él.
Abigail Guzmán Manzueta, República Dominicana
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
Salvado de la angustia
«Por tu nombre, Señor, ¡hazme vivir! Porque eres justo, ¡sácame de la angustia!». Salmo 143: 11
¿CUÁL ES LA MEJOR NOTICIA que has recibido? Para mí fue la que recibí durante mi segundo año de matrimonio: «¡Vas a ser papá!». A partir de ese momento empecé a cuidar y consentir a mi esposa, pues el embarazo trae una serie de cambios que no siempre resultan placenteros. Recuerdo que en ocasiones tuve que salir a toda prisa a buscarle algún plato que se le antojaba a mi esposa a las horas más extrañas que te puedes imaginar. También me tocó llevarla al médico para sus chequeos y escuchar los consejos de nuestros familiares. En fin, fue una experiencia inolvidable.
Durante un chequeo médico, el doctor nos dijo que mi esposa corría el riesgo de abortar. Mientras le practicaban un ultrasonido escuché por primera vez esta expresión:
«Embarazo ectópico». ¿Qué significa eso? Es un embarazo que se desarrolla fuera de la matriz (útero) y supone una amenaza de muerte para la madre y para la criatura.
Imagina lo triste y preocupado que estaba, tanto por mi esposa como por mi hija. Fueron días difíciles. Mi esposa empezó a sufrir sangrados, tuvo que guardar reposo absoluto e incluso estuvo ingresada en un centro médico para vigilar que no se moviera de la cama. Mientras tanto familiares, amigos y hermanos de la iglesia elevamos nuestros ruegos a Dios. Algunos se mostraban optimistas mientras que otros se prepararon, e intentaron preparamos para lo peor.
Recuerdo que en una ocasión oré: «Señor, mi bebé es tuyo. Tú eres mi médico».
Pocos días después de elevar esta plegaria el sangrado de mi esposa se detuvo, así que la llevé al médico para que le practicaran otro ultrasonido. No le comentamos nada al técnico y simplemente esperamos el diagnostico. Lo único que nos dijo fue: «Todo está normal».
Hoy, mientras escribo estas líneas estoy lleno de felicidad, al recordar la misericordia de Dios. Hoy precisamente, 27 de octubre, mi hija Alondra cumple tres años de edad.
No sé qué te ¡preocupa, no conozco tu historia, pero sí quiero animarte a confiar en Dios, en su Palabra y en su poder. El puede sacarte de la angustia, darte una vida nueva y mostrar su poder a través de ti. ¡A él sea la gloria!
Ignacio de la Cruz,
República Dominicana
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
Cuando restamos, Dios multiplica
«Pero todo esto, que antes valía mucho para mí, ahora, a causa de Cristo, lo tengo por algo sin valor». Filipenses 3: 7
Me enamoré locamente de Jesús cuando tenía tan solo quince años y en contra de toda mi familia decidí bautizarme. Ese mismo año terminaba mi bachillerato, así que debía comenzar la universidad, pero como sucede muchas veces, algunas cosas que consideramos bendiciones pueden ser en realidad obstáculos en nuestra vida espiritual. Recibí del gobierno una «beca H», o sea, una beca de honor. El gobierno me pagaría por estudiar biología marina en la Universidad Nacional, así que empecé a estudiar.
Mientras cursaba el segundo año de carrera el ambiente empezó a tornarse pesado, mis compañeros alumnos y los maestros, ateos en su mayoría, se burlaban de mí por creer en un Dios presente, creador y sustentador. Por lo tanto, decidí no continuar en un ambiente que pudiera minar mi fe. Así que tomé la decisión y antes de llegar a casa tiré mis libros y cuadernos.
Al llegar, compartí con mi hermana mi decisión. Me dio una gran reprimenda y me obligó a regresar y recoger mis libros, lo que tuve que hacer por ser menor. El ambiente en la universidad se volvía cada día más hostil hasta que ya no pude soportarlo y un día, al pasar por un puente lancé mi mochila con todos los libros hacia abajo. Ya no me mandarían a recogerlos. Al llegar a casa declaré con firmeza que me iría a la Universidad Adventista de Centroamérica.
Dos semanas después, cuando ya creía que había ganado la batalla y que mi familia había aceptado mi decisión, llegó mi hermana con la embajadora de Italia a entregarme una beca completa para seguir mi carrera en Italia. Eso significaría abandonar mi fe. ¿Qué hacer? Con la débil fe de una jovencita de diecisiete años me aferré a Filipenses 4: 13 y decidí enfrentar a mi familia, rechazar la beca e irme a UNADECA. Mi hermana, atea también, me dijo: «Creí que eras inteligente, no vas a llegar muy lejos con esas ideas».
Los años han pasado y alabo a Dios porque me fortaleció al tomar esa decisión, no solo terminé mi licenciatura, sino que también logré proseguir mis estudios y hoy tengo un doctorado.
Así de simple, así es Dios, él siempre multiplica sus bendiciones cuando nosotros restamos lo que el mundo nos ofrece.
Xenia Gamboa Mora, El Salvador
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
Perdido y hallado
«El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido». Lucas 19: 10, RV95
SIEMPRE QUE LEO las parábolas de la oveja perdida y del hijo pródigo pienso en el gran amor y la infinita misericordia que el Padre celestial tiene por cada uno de nosotros, y lo sé porque lo he experimentado de primera mano. Recuerdo vagamente un acontecimiento que siempre sale a relucir en las reuniones familiares. Cuentan mis hermanos mayores y mis padres que cuando yo era pequeño me extravié durante una visita que hicimos a unos familiares en la ciudad de Acapulco. Mis padres debían resolver algunos asuntos y me dejaron al cuidado de unas tías. Cuando regresaron, unas horas más tarde, se enteraron de que había salido a la calle tras ellos, sin avisar y con la idea infantil de hallarlos por mi cuenta.
Mis tías emprendieron la búsqueda de inmediato y después de varios minutos de angustia, que parecieron horas, me encontraron en casa de una amable señora que me resguardó hasta que ellos llegaron. Lo único que recuerdo es que cuando vi a mi padre comencé a llorar y corrí a abrazarlo.
En la época de fin de año es nuestta costumbre platicar sobre eventos familiares del pasado. En una de esas ocasiones alguien le preguntó a mi padre qué habia sentido aquella vez que me perdí. «¡Me volví loco! ¡Sentí que si no lo hallaba, me moriría», contesto él.
Aunque ya soy un adulto, y también soy padre, me estremecí al escuchar su respuesta. ¡Cuánto me ama mi padre! Aunque no es muy común escucharle decirlo, ni es el ser más expresivo, sé que haría todo lo que esté a su alcance por mí. Lo sé porque lo mismo haría también yo por mi hija.
Asi es también el amor del Padre celestial por ti y por mí. Cuando nos extraviamos del camino de la vida ¡él también se vuelve loco! No soporta la idea de perdernos y por eso nos busca incesantemente hasta hallamos.
Ya no te escondas de él, en el laberinto de tu rutina de trabajo y tus tantos enajenantes asuntos diarios. Regresa al padre, pide su ayuda, dile: ¡aquí estoy, sal a mi encuentro!
Rosalino Domínguez Romero,México
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
Mi primera opción
«Y todo lo que ustedes, al orar, pidan con fe, lo recibirán». Mateo 21: 22
Recuerdo que de niño me encantaba jugar con autos de juguete. Diseñaba autopistas en el patio de nuestra casa y si el tiempo no me permitía salir me las ingeniaba para hacerlo dentro de la casa. Mis padres me compraban los autos y a medida que pasaba el tiempo conservaba solo los favoritos. Hasta la fecha no he logrado descubrir qué ocurría con los demás, pero nunca más los volvía a ver.
Recuerdo que tenía un carrito rojo que era mi favorito entre los favoritos. Un día, después de hacer mis tareas, me dispuse a jugar con él. Ya había ideado el plan perfecto para las rutas del día, tenía ubicados los semáforos, los postes de luz e incluso la estación de combustible. Solo me quedaba «ir al estacionamiento, encender mi auto y arrancar». Cuando fui al cajón donde guardaba los juguetes no lo encontré. Saqué todos los juguetes y busqué por todas partes: debajo de la cama, en la sala, entre los muebles, en el patio y hasta en la cocina, pero no encontré mi carrito en ninguno de esos lugares. Estaba desesperado, sentía que había perdido un pedazo de mi alma, aunque suene exagerado pero para un niño es así.
Mi madre me vio angustiado y me preguntó qué me ocurría, entonces le expliqué mi situación. Al hacerlo, ella me hizo la siguiente pregunta: «¿Ya le preguntaste a Dios por tu auto de juguete?». No respondí nada y salí corriendo hacia mi habitación. Allí, al lado de mi cama, doblé las rodillas y realicé una oración sencilla: «Señor, ayúdame a encontrar mi auto. En el nombre de Jesús».
Al poner las manos sobre la cama para ponenne de pie, sentí un bulto extraño debajo de mi mano derecha. Levanté la sabana y ¡no podía creerlo! ¡Era mi auto! ¡Siempre estuvo allí! Aquel día aprendí tres cosas:
-
Dios presta atención especial a mis problemas.
-
Dios escucha incluso la más sencilla de las oraciones.
-
Dios debe ser siempre mi primera opción.
Como dice Ellen G. White en La oración, estoy seguro de que: «Dios está pronto y dispuesto a oír la oración sincera del más humilde de sus hijos» (cap. 3, p. 41).
Así que no dudes en llamar a Dios, aun para las pequeñas cosas. Permite que él sea, hoy y siempre, tu primera opción.
Misael Vizcaino, República Dominicana
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
Mi primera opción
«Y todo lo que ustedes, al orar, pidan con fe, lo recibirán». Mateo 21: 22
Recuerdo que de niño me encantaba jugar con autos de juguete. Diseñaba autopistas en el patio de nuestra casa y si el tiempo no me permitía salir me las ingeniaba para hacerlo dentro de la casa. Mis padres me compraban los autos y a medida que pasaba el tiempo conservaba solo los favoritos. Hasta la fecha no he logrado descubrir qué ocurría con los demás, pero nunca más los volvía a ver.
Recuerdo que tenía un carrito rojo que era mi favorito entre los favoritos. Un día, después de hacer mis tareas, me dispuse a jugar con él. Ya había ideado el plan perfecto para las rutas del día, tenía ubicados los semáforos, los postes de luz e incluso la estación de combustible. Solo me quedaba «ir al estacionamiento, encender mi auto y arrancar». Cuando fui al cajón donde guardaba los juguetes no lo encontré. Saqué todos los juguetes y busqué por todas partes: debajo de la cama, en la sala, entre los muebles, en el patio y hasta en la cocina, pero no encontré mi carrito en ninguno de esos lugares. Estaba desesperado, sentía que había perdido un pedazo de mi alma, aunque suene exagerado pero para un niño es así.
Mi madre me vio angustiado y me preguntó qué me ocurría, entonces le expliqué mi situación. Al hacerlo, ella me hizo la siguiente pregunta: «¿Ya le preguntaste a Dios por tu auto de juguete?». No respondí nada y salí corriendo hacia mi habitación. Allí, al lado de mi cama, doblé las rodillas y realicé una oración sencilla: «Señor, ayúdame a encontrar mi auto. En el nombre de Jesús».
Al poner las manos sobre la cama para ponenne de pie, sentí un bulto extraño debajo de mi mano derecha. Levanté la sabana y ¡no podía creerlo! ¡Era mi auto! ¡Siempre estuvo allí! Aquel día aprendí tres cosas:
-
Dios presta atención especial a mis problemas.
-
Dios escucha incluso la más sencilla de las oraciones.
-
Dios debe ser siempre mi primera opción.