DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
«Amados hermanos, oren por nosotros». 1 Tesalonicenses 5: 25, NTV
SÉ QUE NO ES FÁCIL hacer esta pregunta a un desconocido en la calle, sin embargo aquel día de verano, mientras colportaba, decidí preguntarle a las personas que encontrara: «¿Puedo orar por usted?» y dejar que el Espíritu Santo se encargara del resto.
Mientras caminaba por una calle que parecía infinita entré a una tienda de ropa para damas. Allí vi a dos señoras que se asustaron al verme y una de ellas dio unos pasos hacia atrás. Luego me preguntaron: «¿En qué le podemos ayudar?». Me presenté y les comenté lo que estaba haciendo en la zona (presentando libros de salud, de Jesús, para niños y demás). Siempre empezaba hablando de la salud y luego pasaba hablar de cómo Jesús se preocupa incluso por el cuidado de nuestro cuerpo y ahí presentaba los libros del mensaje de Jesús.
En esa ocasión, sin haber terminado mi presentación, una de las señoras me detuvo y me dijo: «No nos interesa». Fue entonces cuando dije: «¿Puedo orar por ustedes?». Ella replicó: «Claro». Cuando terminé mi oración pude ver a las señoras llorando y una de ellas me dijo: «Desde que entraste supe que no estabas sola. Me sorprendí al verte, porque en ese momento mis oraciones recibieron respuesta. Yo le había pedido al Señor que me diera una señal, pues necesito tomar una decisión y al entrar me di cuenta de que no estabas sola».
No pude contener las lágrimas y tomé un momento para platicar con ellas. Allí supe que ambas eran cristianas, una era pastora y la otra estaba pasando por una situación muy difícil. No conocían la Iglesia Adventista, sin embargo quedaron muy encantadas con nuestros materiales y el mensaje que predicamos. Mientras me despedía la pastora me dijo: «¿Te digo cuál fue la diferencia entre el “no” que te había dado y esta linda experiencia? Que tú preguntaste si podías orar por nosotras». Quizás no necesitas el mismo escenario que se me presentó para hacer lo mismo y orar por alguien. Cada día te rodeas de personas cuyo día puede cambiar con una simple oración tuya.
Permite que Dios te use para llegar a esas personas que necesitan conocer de él.