DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
«Deja tus preocupaciones al Señor, y él te mantendrá firme; nunca dejará que caiga el hombre que lo obedece». Salmo 55: 22
Durante el trayecto por alcanzar tus sueños, la vida puede tornarse difícil, pero al abrir la Palabra de Dios encontramos fortaleza espiritual en sus promesas y en la oración hallamos una fuente de poder divino. Muchas veces caemos en el error de solo creer en teoría, el desafío es permitir que el mensaje de la Biblia se convierta en una realidad.
Mientras estudiaba en la universidad experimenté la angustia de no saber cómo iba a pagar los gastos. Estudiaba enfermería en la Universidad de Linda Vista y a pesar de que ese siempre había sido mi sueño y de que ponía todo mi empeño por hacer lo mejor, sinceramente no sabía qué milagro el Señor haría para resolver mi precaria situación.
Aveces creemos saber cómo Dios debe solucionar el problema y ese fue mi caso. Como jóvenes es muy común orar no para que se haga la voluntad de Dios sino para indicarle a Dios cómo debe actuar él, ¿te has fijado? Muchas veces el Señor actúa en maneras que no comprendemos y cuando nos vemos sin opciones no nos queda de otra más que confiar en su Palabra.
Los días pasaron y el Señor ya estaba trabajando en un plan para alcanzar mi sueño, tenía preparadas grandes sorpresas para mi vida espiritual: el colportaje. Después de haber participado en una escuela de capacitación para colportores empezó el desafío de reunir el dinero que necesitaba para inscribirme el año siguiente. Recuerdo que cada día, al salir a colportar, me repetía: «Lo que para el ser humano es imposible, para Dios es posible», y tengo para contarte que así sucedió, hoy agradezco a Dios porque por medio del colportaje aprendí a confiar en él y obtuve el dinero necesario para costear mis estudios.
La diferencia entre los que alcanzan sus metas y los que viven en un mundo de fantasía, siempre planificando pero nunca hacen nada, radica en quién ponemos nuestra confianza. El texto de hoy nos invita a colocar nuestras preocupaciones en los hombros del Señor, ese es el secreto del éxito y la prosperidad.
Hoy te animo a poner en práctica el consejo del Salmista, me funcionó a mí y te puede funcionar a ti también.
Adaneli Cruz Hinojoza, México.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
«Has cambiado en danzas mis lamentos; me has quitado el luto y me has vestido de fiesta. Por eso, Señor y Dios, no puedo quedarme en silencio: ¡te cantaré himnos de alabanza y siempre te daré gracias!». Salmo 30: 11-12
Creía tener todo bajo control, pero no era así, a mis dieciséis años me diagnosticaron repentinamente leucemia linfoblástica y mi vida dio un giro. Durante el siguiente año recibí ocho sesiones de quimioterapia estando hospitalizada aproximadamente veintiocho días en cada una de ellas.
Había estado en cama por varios días, no había podido tomar un baño y quería hacerlo. Mi madre, quien siempre estuvo a mi lado, le comentó al doctor y este dijo que podía hacerlo. Estaba en un cuarto aislado pues durante el efecto de la quimioterapia mis defensas estaban muy bajas y podía enfermarme fácilmente, así que tenía un baño propio.
Cuando terminé de bañarme empecé a sentir un poco de cansancio, así que mamá me vistió y me senté en la silla de ruedas para ir a la cama, pero cuando la silla se movió apenas un poco me sentí muy mareada, creí que vomitaría y cuando quise decirle a mamá solo salió un balbuceo, me estaba desmayando. Mamá no sabía qué hacer. No había ningún enfermero cerca. Los llamaba y no contestaban. Si salía del cuarto y me dejaba sola, seguramente iba a caer de la silla.
Llegaron los enfermeros y mi médico residente. Aunque mi cuerpo no respondía, podía ver todo lo que sucedía y escuchaba lo que decían, estaba asustada. Nunca me había desmayado. No podía hablar y eso me hacía sentir impotente. Me medicaron y poco a poco me fui recuperando hasta que logré susurrar un «estoy bien», y sonreí.
Dios estuvo junto a mi todo el tiempo, no permitió que cayera, me sacó victoriosa de esa y muchas otras situaciones en las que mi vida corrió peligro. Hoy gracias a Dios me encuentro en remisión completa y estudiando medicina. Dios obró milagros en mi vida, así que no puedo simplemente quedarme callada y pienso que tú tampoco, puesto que tenemos un Dios de milagros, un Dios de amor del cual el mundo tiene una gran necesidad.
Hoy has recibido un milagro: el milagro de la vida, así que comparte lo que Dios ha hecho por ti, sonríe, vive, y utiliza esa vida para honrar y glorificar a Dios.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
«El jefe le dijo: “Muy bien, eres un empleado bueno y fiel; ya que fuiste fiel en lo poco, te pondré a cargo de mucho más. Entra y alégrate conmigo”». Mateo. 25: 23
Crecí en un hogar en el que se fomentaba el respeto a los demás y a sus principios. Teníamos una Biblia en casa, pero no la usábamos, conocíamos de Dios porque desde pequeños nos hablaron de él, pero sin dirigirnos hacia una entrega a él.
Siempre me ha apasionado la lectura y durante la adolescencia tuve el interés de estudiar la Biblia. Estudié un técnico en soldadura industrial. Cuando finalicé mis estudios decidí bautizarme, al enterarse, mi padre se enfureció, y aún más cuando se enteró de que varias empresas deseaban que trabajara para ellos, pero que las había rechazado porque no trabajaba los sábados. Papá me amenazó con expulsarme de la casa, pero decidí mantenerme fiel a Dios.
Le comenté a mi padre que un día me vendrían a buscar hasta la casa para que no trabajara en sábado, mi padre se burló diciendo que a nadie lo vienen a buscar a su casa para contratarlo, a lo que contesté: «Muy pronto lo verás», y agregué: «Yo sé en quién he creído». No muchos días después llegaron a casa representantes de una empresa, mi padre los recibió y platicaron con él, mientras yo regresaba después de haber pasado el día buscando empleo. Al llegar me expresaron el interés que tenían por mis servicios, les dije: «soy adventista del séptimo día, no trabajo los sábados». Ellos dijeron: «Tu solicitud dice que eres adventista del séptimo día y ando buscando una persona de confianza, he trabajado con adventistas en otros países y eres el único de todas estas solicitudes que cumples con el perfil, ahora pregunto: ¿quieres ser parte de nuestro equipo?». Mi respuesta fue un rotundo sí.
Mi padre no podía creer lo que veía, me abrazó y me dijo: «Ahora sé en quién has creído». Esta experiencia fortaleció mi fe y después de un tiempo ingresé a la facultad de Teología y hoy soy un joven pastor.
Te invito a que ante las adversidades de la vida confíes fielmente en el Creador y verás cómo él envía sobre ti las más ricas y abundantes bendiciones.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
«El jefe le dijo: “Muy bien, eres un empleado bueno y fiel; ya que fuiste fiel en lo poco, te pondré a cargo de mucho más. Entra y alégrate conmigo”». Mateo. 25: 23
Crecí en un hogar en el que se fomentaba el respeto a los demás y a sus principios. Teníamos una Biblia en casa, pero no la usábamos, conocíamos de Dios porque desde pequeños nos hablaron de él, pero sin dirigirnos hacia una entrega a él.
Siempre me ha apasionado la lectura y durante la adolescencia tuve el interés de estudiar la Biblia. Estudié un técnico en soldadura industrial. Cuando finalicé mis estudios decidí bautizarme, al enterarse, mi padre se enfureció, y aún más cuando se enteró de que varias empresas deseaban que trabajara para ellos, pero que las había rechazado porque no trabajaba los sábados. Papá me amenazó con expulsarme de la casa, pero decidí mantenerme fiel a Dios.
Le comenté a mi padre que un día me vendrían a buscar hasta la casa para que no trabajara en sábado, mi padre se burló diciendo que a nadie lo vienen a buscar a su casa para contratarlo, a lo que contesté: «Muy pronto lo verás», y agregué: «Yo sé en quién he creído». No muchos días después llegaron a casa representantes de una empresa, mi padre los recibió y platicaron con él, mientras yo regresaba después de haber pasado el día buscando empleo. Al llegar me expresaron el interés que tenían por mis servicios, les dije: «soy adventista del séptimo día, no trabajo los sábados». Ellos dijeron: «Tu solicitud dice que eres adventista del séptimo día y ando buscando una persona de confianza, he trabajado con adventistas en otros países y eres el único de todas estas solicitudes que cumples con el perfil, ahora pregunto: ¿quieres ser parte de nuestro equipo?». Mi respuesta fue un rotundo sí.
Mi padre no podía creer lo que veía, me abrazó y me dijo: «Ahora sé en quién has creído». Esta experiencia fortaleció mi fe y después de un tiempo ingresé a la facultad de Teología y hoy soy un joven pastor.
Te invito a que ante las adversidades de la vida confíes fielmente en el Creador y verás cómo él envía sobre ti las más ricas y abundantes bendiciones.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
«Respeten como sagrados mis sábados, de manera que sean una señal entre ustedes y yo; así reconocerán que yo soy el Señor su Dios». Ezequiel 20: 20
Nací en un hogar adventista, pero realicé todos mis estudios en escuelas públicas, rodeada de gente que no teme a Dios, con principios y costumbres diferentes. Durante mucho tiempo pensé que la del problema era yo porque no aceptaba participar de sus actividades y me rehusaba a asistir a clases en sábado.
En enero de 2012 culminé los estudios universitarios y seis meses después obtuve mi primer empleo. Fue maravilloso ver cómo Dios me bendecía, sin embargo, fue aquí cuando empezó realmente la prueba de fidelidad, en un principio la dueña del laboratorio decidió darme el sábado libre, pero dos años después me propuso un ascenso, todo lo que tenía que hacer era presentarme en el trabajo durante cuatro horas algunos sábados. No quise aceptar el «ascenso» así que me amenazó con despedirme. Dadas las circunstancias decidí renunciar.
Fue difícil encontrar otro empleo, ofrecían buenos sueldos y prestaciones pero nadie estaba dispuesto a darme el sábado libre, algunos amigos me decían que no tenía nada de malo ir a trabajar unas horas en sábado, al final de todo, mi trabajo se trataba de servir a otros. En momentos la duda llegaba a mi mente y con tristeza me preguntaba: «¿Por qué Dios no me permite encontrar un trabajo donde pueda servirle a él y a mi prójimo?» Pero por más que lo pensaba y oraba, no parecía recibir una respuesta, así que empecé a desesperarme. Un día, un año y medio después de haber quedado desempleada, recibí una llamada de mi antigua jefa, ella necesitaba que trabajara de nuevo con ella, sus palabras fueron: «Necesito a alguien de confianza, los pacientes preguntan por ti, no te preocupes por los sábados, yo me encargo de ese problema». Dios me estaba respondiendo y acepté volver. Hoy comprendo que guardar el sábado no es problema para un hijo o hija de Dios, más bien es una bendición cuando se decide ser fiel.
Amigo, nuestros principios no son «problemas» ni «cargas» que debemos llevar. Son bendiciones que hemos recibido.
Hoy te invito a mantener la frente en alto, a no avergonzarte de ¡o que crees, pues es parte inseparable de nosotros. ¡Que Dios te bendiga!
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
«Pero vosotros sois linaje escogido, […] pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable». 1 Pedro 2: 9, RV95
MI NOMBRE ES JOSHUA ALEJANDRO ORTIZ OLIVARES y soy originario de Acapulco. No considero importante la fecha de mi nacimiento biológico, sin embargo, el 30 de abril de 2016 nací a una nueva vida a través del bautismo. Mis padres me abandonaron, dejándome al cuidado de mis tíos. Durante cuatro años fui severamente maltratado. Al enterarse mis abuelos, me llevaron a vivir con ellos. A los catorce años ya había aprendido a drogarme e ingería alcohol. Me fui a la ciudad de Guadalajara, después a la Ciudad de México, donde conocí gente que andaba en malos pasos y en ocasiones llegué a dormir en los microbuses. Seguí viajando y llegué a León, Guanajuato, donde trabajé en las bodegas del mercado.
Volví a Acapulco, donde mis abuelos me recibieron, pero cansados de mis adicciones, pensaron en internarme para que me recuperara. Muy molesto por su insistencia, me fui a Villahermosa, Tabasco. Allí conocí a un joven llamado Julio César, él me invitó a la iglesia y me dijo: «Si quieres conocer a Dios en verdad, acércate a la Iglesia Adventista del Séptimo Día».
Llegué al puerto de Veracruz, donde viví en el parque Zamora. Cansado de dormir en la calle, llamé a la policía para preguntar la dirección de un albergue. Dios me fue a buscar al albergue. Los jóvenes de la iglesia Adventista llegaron obsequiando taquillas para una cena que se realizaría el 26 de diciembre, con la esperanza de recibir una cena gratis fui y durante el programa recordé las palabras de Julio César.
Dios me rescató de los vicios, y pasé de utilizar las páginas de la Biblia como papel para tabaco de marihuana, a leerla cada mañana. He logrado comprender que el mejor camino que podemos tomar es entregar nuestras vidas a Cristo Jesús. Hoy el Señor está buscando jóvenes que le sirvan y que estén dispuestos a ser sus testigos.
No sé en qué situación estás hoy, pero después de haber leído mi experiencia espero que me acompañes hoy y decidas servir al Señor, pues sus planes son siempre los mejores.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
«Escucha lo que te mando: Esfuérzate y sé valiente. No temas ni desmayes, que yo soy el Señor tu Dios, y estaré contigo por dondequiera que vayas». Josué 1: 9, RVC
OBTUVE MI FORMACIÓN ACADÉMICA hasta los quince años en el colegio adventista. A esa edad y motivados por la congestión y contaminación, en todo el sentido de la palabra, de la Ciudad de México, mi familia y yo decidimos mudarnos a una provincia más tranquila.
Como sucede con la mayoría de los jóvenes a esa edad, pasé por un periodo de incertidumbre con respecto a la carrera y la universidad en la que debería de continuar mi formación profesional. Considero que, motivado por el Espíritu Santo, tomé la decisión de prometer: «Señor, reconozco que conoces el presente y el futuro, lo mejor para cada uno de tus hijos, por favor muéstrame dónde quieres que estudie y pueda ser un instrumento tuyo, porque nada hay imposible para ti».
Fue entonces que Dios me respondió a través de un amigo de mi hermano, quién me invitó a solicitar en el Tecnológico de Monterrey, siendo esta institución una de las universidades privadas de mayor prestigio, y por supuesto más costosa del país. Envié la solicitud confiando en que si era plan de Dios que me aceptaran, ello sucedería, y de ser así, haría mi mayor esfuerzo para tener éxito.
Mi primera prueba vino al momento de tomar el examen de admisión, que cayó en sábado. Así que le notifiqué a la persona responsable por qué no podía realizar el examen en ese día, a lo cual preguntó que sí era consciente de lo que esto implicaría. Me mantuve firme en mi posición y me dije a mí mismo: «Si es plan de Dios que ingrese a esta universidad, nada hay imposible para él». Dejándome un momento a solas, regresó la persona y me dijo: «Percibo que eres un joven con principios y valores firmes, te permitiremos realizar el examen en otro día, solo a ti».
Gracias a Dios entré a la universidad becado con el 80%, concluí la licenciatura en Relaciones Internacionales con el mejor promedio de la escuela, y al final me otorgaron una beca del 100% para estudiar un posgrado.
¿Hay algo imposible para Dios? Definitivamente no, él nos llama a ser sus testigos en cualquier lugar y momento de nuestra vida.
Hoy te invito a mantenerte firme en tus principios y valores, a no desconfiar de los planes que Dios tiene para ti y compartir tu testimonio con otras personas.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
«Para Dios no hay nada imposible». Lucas 1: 37
OBTUVE MI FORMACIÓN ACADÉMICA hasta los quince años en el colegio adventista. A esa edad y motivados por la congestión y contaminación, en todo el sentido de la palabra, de la Ciudad de México, mi familia y yo decidimos mudarnos a una provincia más tranquila.
Como sucede con la mayoría de los jóvenes a esa edad, pasé por un periodo de incertidumbre con respecto a la carrera y la universidad en la que debería de continuar mi formación profesional. Considero que, motivado por el Espíritu Santo, tomé la decisión de prometer: «Señor, reconozco que conoces el presente y el futuro, lo mejor para cada uno de tus hijos, por favor muéstrame dónde quieres que estudie y pueda ser un instrumento tuyo, porque nada hay imposible para ti».
Fue entonces que Dios me respondió a través de un amigo de mi hermano, quién me invitó a solicitar en el Tecnológico de Monterrey, siendo esta institución una de las universidades privadas de mayor prestigio, y por supuesto más costosa del país. Envié la solicitud confiando en que si era plan de Dios que me aceptaran, ello sucedería, y de ser así, haría mi mayor esfuerzo para tener éxito.
Mi primera prueba vino al momento de tomar el examen de admisión, que cayó en sábado. Así que le notifiqué a la persona responsable por qué no podía realizar el examen en ese día, a lo cual preguntó que sí era consciente de lo que esto implicaría. Me mantuve firme en mi posición y me dije a mí mismo: «Si es plan de Dios que ingrese a esta universidad, nada hay imposible para él». Dejándome un momento a solas, regresó la persona y me dijo: «Percibo que eres un joven con principios y valores firmes, te permitiremos realizar el examen en otro día, solo a ti».
Gracias a Dios entré a la universidad becado con el 80%, concluí la licenciatura en Relaciones Internacionales con el mejor promedio de la escuela, y al final me otorgaron una beca del 100% para estudiar un posgrado.
¿Hay algo imposible para Dios? Definitivamente no, él nos llama a ser sus testigos en cualquier lugar y momento de nuestra vida.
Hoy te invito a mantenerte firme en tus principios y valores, a no desconfiar de los planes que Dios tiene para ti y compartir tu testimonio con otras personas.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
«¿Es justo delante de Dios obedecerlos a ustedes en vez de obedecerlo a él? ¡Júzguenlo ustedes mismos!». Hechos 4: 19, NVI
Pasaron las semanas, y el examen se mantenía en sábado. Llegó la semana programada, y se anunció la visita de unos metodólogos que estaban evaluando las escuelas en mi municipio. Ellos dijeron a las autoridades de la escuela que necesitaban llevar a los mejores alumnos a la universidad, por lo que programarían un riguroso examen de matemáticas para el día siguiente, un miércoles. Este examen sería tan difícil de aprobar que los profesores de esa asignatura debían liberar de la prueba del sábado a los que obtuvieran calificaciones de más de ochenta puntos. Estaban seguros de que con esos ejercicios matemáticos difíciles nadie pasaría el reto.
Cuando dieron este anuncio quedaban menos de veinticuatro horas para prepararse, pero yo vi en este desafío la salida por la cual había estado orando. Al siguiente día me presenté al examen y pude contestar las preguntas con seguridad, me había preparado con oración y estudio de la asignatura para poder hacerlo. Al siguiente día, cuando se dieron los resultados, solamente dos estudiantes de toda la escuela habíamos obtenido más de ochenta puntos, le di gracias a Dios porque su plan estaba en marcha y sus propósitos se cumplen a pesar de los obstáculos del camino de la vida. El profesor no lo podía creer, con gusto hubiese cambiado el dictamen de los evaluadores y el parecer de los metodólogos.
Cuando llegó el sábado, todos los alumnos fueron a las aulas y el profesor se dirigió a donde yo hacía mi culto. Me dijo: «No sé qué pasó, siempre las pruebas se hacen en el día que yo digo, debe haber algo que te ayudó, por ahora estás aprobado». Ese «por ahora» se prolongó hasta que pude ingresar a la universidad no solo aprobado por los maestros sino por Dios.
Como joven, van a llegar a tu vida supuestas oportunidades de estudio o de trabajo, donde lo «único» que tienes que hacer son «pequeñas» concesiones en tus convicciones y principios para lograr el éxito. En esos momentos, en los que te puedes preguntar: «¿Qué debo hacer?», recuerda que otros jóvenes cómo tú enfrentaron los mismos desafíos y con la ayuda de Dios obtuvieron el mejor resultado.
Escoge a Dios y obedécele, mi experiencia y la de otros tantos demuestra que vale la pena.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
«Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo». Salmo 23: 4, RV95
NO TE DARÉ EL EXAMEN en otro día que no sea el sábado, y si no lo tomas, ya sabes, reprobarás el año y no podrás ingresar a la universidad». El maestro fue muy claro y categórico, desafió mi fe en Dios y me colocó en la típica disyuntiva que todos en algún momento afrontamos: ser fiel a pesar de las consecuencias o no serlo y «triunfar» en la vida.
En aquel entonces tenía a penas diecisiete años y cursaba el último año de la preparatoria. Quería convertirme en médico y necesitaba aprobar ese último curso para poder ingresar a la universidad. Mi familia no compartía mi fe, así que ellos abogaban por que yo sacrificara mis principios, si fuera necesario, para llegar a lo que ellos llamaban «la principal» de mis metas. El profesor de matemáticas siempre había visto con recelo que no participaba en las conversaciones frívolas y obscenas que él sostenía con los demás alumnos. Aparentemente este maestro me observaba con sumo cuidado y sentía que mi manera de vivir era una reprensión a su estilo de vida, así que había resuelto destruir mi fe. Con el objetivo de colocarme entre la espada y la pared, el maestro había programado el último examen de matemáticas, el que me permitiría alcanzar la universidad, para que cayera en sábado.
Sin apoyo familiar, sintiéndome abrumado y preocupado, me surgieron pensamientos de desaliento: «Señor, ¿qué voy a hacer ahora? ¿Cómo voy a enfrentar esta prueba? ¿Qué dirá mi familia, cómo les digo que no podré entrar a la universidad?». A pesar de esto, también pensaba: «Pase lo que pase tengo que ser fiel, algo mejor tendrá el Señor para mí». En esos momentos llegué a pensar que tal vez no era la voluntad de Dios que yo me convirtiera en médico, así que oré fervientemente para que Dios me ayudara a comprender el significado de todo esto, y me diera una salida que pudiera glorificarle.
Dios nunca nos prometió que no tendríamos problemas, sino que en medio del «valle de la sombra de muerte» estaría con nosotros. No importa si tu problema es grande o pequeño, solo confía, Dios está contigo. Mañana te contaré cómo terminó mi historia.