DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
«Hasta los jóvenes se debilitan y se cansan, y los hombres jóvenes caen exhaustos. En cambio, los que confían en el Señor encontrarán nuevas fuerzas; volarán alto, como con alas de águila. Correrán y no se cansarán; caminarán y no desmayarán». Isaías 40: 30-31, NTV
Crecí asistiendo a una iglesia pentecostal y con el deseo de convertirme en pastor. Más adelante nos trasladamos a otra zona de la Ciudad de Guatemala y allí asistíamos a otra iglesia dominical, siempre con la meta de llegar a ser un pastor. En 1980 inicié mis estudios de Arquitectura. Durante ese mismo año, gracias a mi padre, conocí el mensaje adventista y me bauticé. Debo confesar que al principio no fue fácil adaptarme al cambio, pero luego de cuatro años comencé a participar de forma activa en las actividades de la iglesia y otra vez el deseo de convertirme en pastor renació en mi interior.
Dejé de estudiar por los problemas con el sábado y dificultades financieras. Empecé a colportar con el objetivo de matricularme en la Facultad de Teología, pero mi padre se opuso porque deseaba que continuara en la carrera de Arquitectura. Empecé a trabajar haciendo rótulos, Dios bendijo el negocio y me casé. En 1991, siendo anciano y director de Ministerios Personales de mi iglesia, me ofrecí como voluntario para iniciar una nueva congregación, esa experiencia despertó una vez más mi deseo de convertirme en pastor.
En 1993 mis hermanos menores ingresaron a la facultad de Teología, pero yo no pude hacerlo. Me sentí frustrado, ahora ya tenía dos hijas, invertí mis ahorros en la compra de un autobús y pensé en utilizarlo para ayudar a mis hermanos, pero Dios tenía una lección para mí. El 12 de mayo de 1993, durante unas protestas, quemaron siete autobuses, incluyendo el mío. Cuando me enteré entendí que Dios no quería que simplemente «ayudara» a mis hermanos sino que le dedicara mi vida a él por medio del ministerio pastoral. Me fui a mi casa y oré: «Señor, estoy listo, solo dame la orden».
En julio de ese mismo año (1993) inicié mis estudios, finalicé en 1997 y mi experiencia en los siete distritos que he pastoreado me ha demostrado que Dios está al control de todo, su tiempo es perfecto.
Ai iniciar un nuevo día quiero animarte a colocar tus planes en las manos de Dios, confía en él, y tendrás nuevas fuerzas para alcanzar tus metas.