Devoción matutina para Jóvenes 2019 – Volando alto
Y dijo Jehová…: ¿No tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales? Jonás 4:10, 11.
Si tienes una mascota, vives conforme a la época, pues tener mascotas es una tendencia de estos tiempos. Yo creo que los animales son importantes, y que a ellos les agrada más su hábitat que el mío, por eso he decidido que mis mascotas serán las hormigas, pero no dentro de mi casa. En la Biblia hay varias historias en las que los animales colaboran con Dios. Hoy veremos una de esas: la historia de Jonás.
Cuando Jonás, cuyo nombre significa “paloma”, se estaba ahogando en el mar, un pez se lo tragó y lo echó vivo en la playa. En Nínive, después de haber dado el mensaje qie Dios le había encargado, se retiró a una colina para ver la destrucción de la ciudad malvada y sintió el rigor del sol, Jonás se sentó a la sombra de una calabacera, pero un gusanito mordió el tallo y la secó. Al sentir los rayos candentes del sol sobre su calva, Jonás se quejó por la pérdida de su calabacera. Entonces Dios le hizo entender que así como la calabacera era importante para Jonás, los ninivitas y sus animales eran importantes para él.
Cuando Jonás predicó los juicios de Dios en Nínive, aun los animales ayunaron, y este precioso libro concluye con la palabra “animales”.
Sí, los animales son importantes para Dios.
Gracias a un animal, Jonás sobrevivió.
Otro hombre también fue salvado por un animal. Un caluroso día en la India, este hombre andaba en el campo y quiso descansar. Dejó su elefanta sujeta a un árbol con una cadena, y se sentó bajo un árbol más frondoso. Apenas se estaba acomodando cuando oyó un fuerte rugido y sintió un enorme peso sobre él. Era un tigre. La fiera lo aferró por el cuello, pero él la agarró por la lengua. El tigre no podía morderlo porque tenía la lengua sujeta, y el hombre no podía huir. Entonces se escuchó como un sonido de trompeta. La elefanta había visto a su amo en las garras del tigre e intentaba defenderlo, pero no podía. El tigre y el hombre seguían forcejeando. De pronto se oyó un sonar de metal: La elefanta había quebrado la cadena y corría hacia su amo. El tigre huyó y la elefanta subió al hoixibre sobre su lomo y lo llevó a la aldea, donde fue curado.
Abundan las historias en las que Dios ha usado los animales para salvar a las personas. Y si Dios puede hacer eso con seres que no razonan, como los animales, ¿qué no podría lograr si tú y yo nos colocamos en sus manos?