Milagro durante la primavera árabe —Segunda parte—
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
«Pues él mandará que sus ángeles te cuiden por dondequiera que vayas». Salmo 91: 11
Mientras nos encontrábamos refugiados en la embajada dominicana en Egipto se diseñó un plan para sacarnos del país lo antes posible. Decidieron llevamos a Grecia, donde estaríamos unos días antes de dirigirnos al Líbano. Por mediación de nuestra embajadora pudimos conseguir en un día la visa del Líbano, pero la embajada de Grecia estaba cerrada, así que íbamos a necesitar otro milagro para salir de Egipto.
El momento más tenso que vivimos fue cuando salimos de nuestra embajada con destino a la casa donde pernoctaríamos antes del vuelo. Para ese momento las calles estaban llenas de gente de todo tipo. Teníamos que atravesar el mismo centro de las protestas, donde la gente seguía manifestándose exigiendo la dimisión del presidente. Reinaban el caos y la anarquía. Por primera vez sentí miedo, angustiado por mí y mi familia. Nuestro vehículo fue detenido varias veces por desconocidos.
Por la gracia del Señor, llegamos sanos y salvos a nuestro destino final. Se oyeron tiroteos durante toda la noche. Parecía que estábamos en medio de una de esas terroríficas películas hollywoodenses de trepidante acción. A la mañana siguiente, desde la embajada de México, partimos rumbo al aeropuerto en un convoy de vehículos escoltados por el ejército egipcio. Pero nosotros sabíamos que quien realmente nos cuidaba eran las huestes celestiales. Mientras nuestro avión despegaba nos preguntábamos si volveríamos a ver a nuestros amigos egipcios.
Llegamos a Grecia en un avión fletado por el gobierno mexicano para evacuar a sus ciudadanos. Aterrizamos en Atenas sin visa para entrar en el país, pero la cónsul dominicana en Grecia nos estaba esperando en el aeropuerto para encargarse de nosotros. ¡Recibimos la visa griega estando en Grecia! Unos días después llegamos al Líbano donde permanecimos tres semanas.
La situación en Egipto se calmó temporalmente cuando el presidente dimitió. ¡Estábamos tan felices de volver a casa! Pero el país ya no era el mismo. Los delitos se multiplicaron, la violencia sectaria se intensificó, varias iglesias cristianas fueron incendiadas por fanáticos religiosos, algunos cristianos eran atacados en el tren… Egipto había cambiado.
Permanecimos en El Cairo diez meses más después de la renuncia del presidente. Los ángeles del Señor son los únicos a quienes podemos atribuir que hayamos vivido y salido ilesos de Egipto durante la revolución y el estado de anarquía que siguió. Los ángeles de Dios nos cuidaron durante ese tiempo y han seguido haciéndolo hasta este momento.