DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
«Dios no es como los mortales: no miente ni cambia de opinión. Cuando él dice una cosa, la realiza. Cuando hace una promesa, la cumple». Números 23: 19
Creci en un hogar cristiano, así que desde pequeño aprendí a devolverle a Dios la parte que le corresponde: el diezmo. Cuando cumplí los dieciséis años me mudé a Managua, la capital de Nicaragua, para estudiar Ingenie- ría Agrónoma. Cada domingo, mi papá me entregaba el dinero para los gastos de la semana. Ese dinero apenas me alcanzaba para sufragar mis gastos básicos, si gastaba en algo extra me quedaba sin el dinero necesario para regresar a mi casa el fin de semana.
Un día pensé en Malaquías 3: 10 «Traigan su diezmo al tesoro del templo, y así habrá alimentos en mi casa. Pónganme a prueba en eso, a ver si no les abro las ventanas del cielo para vaciar sobre ustedes la más rica bendición», y decidí probar a Dios devolviendo el diezmo de todo lo que recibía. Para honra y gloria de Dios testifico que nunca me faltó dinero para cubrir mis gastos universitarios.
Los cinco años que me tomó terminar mi carrera frieron años de bendición. Justo cuando me faltaba un mes para graduarme Dios me concedió mi primera experiencia laboral con ADRA Nicaragua y decidí seguir siéndole fiel a Dios con mis diezmos y ofrendas, además puse en el fondo de inversión mi trabajo.
En mi país, el índice de desempleo es muy alto y centenares de jóvenes no logran desarrollarse como profesionales, de hecho, muchos de mis amigos y compañeros de estudio no pudieron conseguir trabajo de inmediato. El título de esta reflexión plantea una interrogante, y en mi experiencia la respuesta es un rotundo sí. He visto en mi vida cómo Dios ha cumplido sus promesas, como dice el versículo de hoy él «no miente ni cambia de opinión», él prometió bendecirnos si le devolvemos el diezmo. El Señor ha cumplido esa promesa en mi vida, y confío en que lo seguirá haciendo.
La clave del éxito no radica en nuestros esfuerzos ni nuestras capacidades; el éxito viene como producto de la gracia de Dios y nuestra fidelidad a su Palabra.
Hoy te invito a confiar en el Señor, no pienses que con tus propias fuerzas podrás lograr tus metas, pon a Dios en primer lugar en tu vida y tendrás prosperidad y mucha bendición.
Elia Moreno Úbeda,
Nicaragua.
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