DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
«Yo estoy contigo; voy a cuidarte por dondequiera que vayas». Génesis 28: 15
UNA MAÑANA DE OTOÑO, siendo aún temprano, me preparé para viajar a Monterrey, México, para renovar mi visa estadounidense. Antes de salir de casa, en Montemorelos, revisé mi cartera para asegurarme de que llevaba todos los documentos necesarios, hice una oración y emprendí el viaje.
Cuando llegué a Monterrey, tomé un taxi que me dejó justo en frente de la embajada y, una vez allí, decidí revisar y organizar mis documentos antes de acercarme a la ventanilla. Cuando busqué, ¡me di cuenta de que lo había perdido! Me quedé allí, de pie, sin creérmelo. Ya había estado en Monterrey, pero era la primera vez que viajaba sola, y estaba completamente perdida.
Sin teléfono y sin dinero, empecé a caminar carretera abajo sin rumbo fijo, pero terminé en una zona que sí reconocí: Central Plaza, y me senté un momento en uno de los bancos para decidir cuál sería el siguiente paso.
Me disponía a orar cuando un señor de avanzada edad y con una sonrisa cariñosa me «interrumpió». Me preguntó: «¿Estás bien?». Sacudí la cabeza y le dije: «No, me he perdido». Me preguntó si conocía a alguien en Monterrey y le dije que sí, pero que estaba lejos, solo había estado allí una vez y no estaba segura de dónde quedaba, pero sabía que era frente al Hospital número 23.
En el rostro de aquel hombre se dibujó una sonrisa aún más amplia y me dijo: «Conozco un atajo; en veinte minutos podemos llegar caminando». Y eso fue lo que hicimos. Aquel caballero transmitía tanta paz que la esperanza renació en mi interior y, durante el paseo, hablamos de Dios hasta que me llevó exactamente a la zona de apartamentos donde vivía mi amiga. Una vez allí, los vecinos me dijeron que una extranjera —mi amiga— vivía en el último piso. Aquel caballero se aseguró de que estaba bien y después se marchó.
Creo que aquel día el Señor envió un ángel para que me guiara por el camino. A lo largo de este viaje llamado vida, las promesas que Dios nos ha hecho son abundantes y confiables. Él nunca me dejará ni me abandonará, y tal y como dice el versículo de la Biblia de hoy.
Así como se lo prometió a Jacob en Betel, me cuidará por dondequiera que vaya.