¡Viva el Señor!
«¡Viva el Señor! ¡Bendito sea mi protector! ¡Sea enaltecido Dios mi salvador!». Salmo 18: 46
El Señor, en su inmensa bondad, me ha permitido hacer «mi sueño» realidad: ¡Ser psicóloga consejera de jóvenes y trabajar en su obra! Cuando obtuve la licenciatura en Psicología Educativa, el Señor me condujo a ser la responsable de los jóvenes de la Asociación Adventista de Martinica, todo un honor y un privilegio gracias al cual solo puedo gritar: «¡Viva el Señor!»
Hace mucho tiempo que confié a Dios este sueño y me maravillo al ver las oportunidades que el Señor me ha dado y los milagros que ha hecho en mi vida. Para mí, trabajar con los jóvenes es una fuente de bendiciones; significa permanecer siempre activa, superarme, ir más allá. Todavía hoy es posible confiar a Dios nuestros sueños, pues él desea que los cumplamos.
He aprendido a confiar y a apoyarme en Dios y, cuando oro, me gusta decirle: «Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob, Dios de Emma (el nombre de mi madre) y, para finalizar, Dios de Vincennes»; pues con el paso de los años, se ha convertido en mi Dios, mi orientador.
Todavía hoy hago partícipe al Señor de mis deseos. En mi trabajo, le pido su colaboración, pues resulta imprescindible que yo permanezca en constate relación con él para recibir la sabiduría que necesito con el fin de desarrollar relaciones armoniosas y dirigir planes y proyectos. Cada día, a los pies del Maestro, debemos formamos para mejorar en nuestro trabajo y honrar a Dios. En eso consiste todo, en dejarse transformar por Dios.
¡Un sueño! Pero sobre todo un Dios que ha preparado y dirige cada ocasión, cada oportunidad, incluso cada fracaso para que mi sueño sea un llamado a su gloria. Mi compromiso se resume en tres palabras: pasión, vocación y servicio.
Acuérdate, el sueño tendrá sentido solo con Jesús caminando a nuestro lado; Jesús, el Espíritu Santo que vive en nosotros y Dios el Padre armonizando nuestra vida. Sí, así, somos transformados y dejamos de cumplir nuestros sueños para cumplir los sueños de Dios. El Señor es muy preciso en sus acciones, pero a veces también es misterioso. ¿Quieres conocer a aquel que dice: «Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a mí en oración y yo los escucharé»? (Jeremías 29: 12). ¡Confíale tu sueño secreto!
Vincennes, Adoukonou,Martinica
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