DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
«¿Y acaso para ustedes sí es tiempo de vivir en casas lujosas, mientras que mi templo está en ruinas? Yo, el Señor todopoderoso, les digo que piensen bien en su conducta.[…] Ustedes buscan mucho, pero encuentran poco. […] ¿Por qué? Pues porque mi casa está en ruinas, mientras que ustedes solo se preocupan de sus propias casas. Yo, el Señor, lo afirmo». Hageo 1: 4-9
DURANTE EL TIEMPO QUE ESTUVE en la escuela no tuve problemas respecto a mi fe y le doy gracias a Dios por ello. Pero en el año de preparación para los exámenes del bachillerato me había propuesto poner todo de mi parte para sacarlo adelante, sobre todo porque las notas del primer grado eran impon tantes para la matriculación en la escuela superior. Me puse a trabajar en serio, incluso más que los años anteriores; sin embargo, cometí un error y, con el paso del tiempo, podía sufrir las consecuencias. Todos mis esfuerzos no valdrían de nada, tenía la impresión de trabajar en vano. Señor, ¿por qué? ¿Por qué mi esfuerzo no era proporcional a mis resultados?
Acababa de empezar el año 2015 y era un buen momento para hacer la lista de nuevos objetivos. Uno de ellos era leer la Biblia y, en concreto, los libros de los profetas menores.
Leyendo la Palabra de Dios noté que el tema de Hageo parecía dirigirse directamente a mí. Me sentía como el pueblo de Jerusalén que solo se ocupaba de sus propios asuntos, egoísta, ingrato frente a la bondad de Dios, y el texto de Hageo 1: 9 me hizo reflexionar de una manera profunda y personal. Haciendo mía la pregunta que plantea ese texto, pude encontrar la fuente de mis problemas: Me había consagrado más a mis estudios que a Dios y, efectivamente, el Señor no era lo primero en mi vida.
Comprendí que Dios deseaba que cumpliera su voluntad, que buscara «primeramente el reino de Dios y su justicia» (Mateo 6: 33, RV95) y que le obedeciera, sin entender. «Honren al Señor, los consagrados a él, pues nada faltará a los que lo honran» (Salmo 34: 9).
Sí, Dios sabe qué es lo mejor para mí, conoce mis necesidades, por lo que no debo preocuparme, y debo dejar todo en sus manos y honrarlo.
Te invito hoy a examinar tus caminos, a poner al Señor en primer lugar y a confiar en sus bellas promesas.