DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
«Si el Señor no construye la casa, de nada sirve que trabajen los constructores». Salmo 127: 1
Transformar un armario en un vestidor puede ser todo un desafío, pero tenía que hacerlo, pues ya hacía mucho tiempo que el armario estaba allí, impresionante con sus cajones y estanterías, perfecto para poner todo en orden de una forma ideal.
Una de las paredes de la habitación estaba destinada a la colocación de un vestidor, pero, para facilitarme la vida, había optado por comprar un armario común que debía encajar sin problemas en ese hueco. Sin embargo, los paneles laterales eran más grandes por solo unos centímetros. De manera que me puse manos a la obra para desmontar las puertas, cuatro en total. ¡Fue tan agotador que me tomó dos horas!
Desplacé el armario con mis pequeños brazos hacia su nueva ubicación, pero tal y como había previsto, no entraba. Desmonté un panel lateral y el armario quedó inestable pues dicho panel lo mantenía en equilibrio. Entonces, lo empujé con todas mis fuerzas hasta el hueco donde debía ir y quedó encastrado. La pared hizo de soporte para que el mueble quedara estable.
Cuando observé el trabajo terminado, me di cuenta de que Dios actúa de la misma manera con nosotros: Nos desmonta, nos recoloca y saca de nuestras vidas lo que considera inútil. Como dice el salmista: «Dios nuestro, tú nos has puesto a prueba, ¡nos has purificado como a la plata!» (Salmo 66: 10).
Nuestra vida puede parecer difícil, inestable y podemos perder lo que consideramos que es nuestro apoyo, pero hay etapas de prueba que están destinadas a favorecer nuestra transformación, y cuando por el peso de las pruebas y las dificultades pensamos que todo está perdido, el Señor se coloca a nuestro lado haciendo de muro de carga y sosteniendo nuestra vida.
Deja hoy que Dios te transforme y que saque de tu vida todos los excesos, lo que no sirve de nada, y permítele que te sitúe allí donde le serás más útil y que te lleve allí donde él quiera. Dios te dice:
«¡No tengas miedo!» porque después de esa transformación, serás una mejor persona, una nueva criatura en Cristo Jesús.