Monthly Archives: April 2018
¿Te preocupa el futuro?
«Buscad al que hace las Pléyades y el Orion, y vuelve las tinieblas en mañana, y hace oscurecer el día como noche». Amos 5: 8, RV95
SEGURO HAS OÍDO HABLAR sobre los signos del zodiaco y el horóscopo, pero ¿conoces su origen? ¿Por qué tanta gente busca en los astros la solución a sus problemas y lo que el futuro les depara? ¿Por qué Dios es contrario a que consultemos «al sol y a la luna, a los signos del zodíaco y a todo el ejército de los cielos» (2 Reyes 23: 5, RV95)?
Aunque es conocido que el día y la noche ocurren debido a la rotación de la Tierra, desde nuestra perspectiva es el Sol el que se mueve. Al hacerlo traza una línea imaginaria, la eclíptica. Esta línea divide el cielo en dos partes iguales. Los antiguos dividieron a su vez el cielo en doce partes; en cada una de ellas hay una constelación. Se cree que cuando el sol recorre la zona de una de las constelaciones, las personas que nacen comparten ciertas características. Además la astrología enseña que por medio de los astros y su interacción se puede predecir el futuro.
Aunque millones de personas creen en el horóscopo es preciso aclarar que existen incongruencias en esta seudociencia. La franja denominada «zodiaco» no tiene doce constelaciones, sino trece. Los astrólogos antiguos no tomaron en cuenta la constelación de Ofiuco («portador de serpientes» en griego). ¿Por qué? Quizás para hacer coincidir el número de constelaciones con los meses del año. Además la posición de los astros ha variado con los siglos y por si fuera poco no podemos ignorar que en la gran mayoría de los casos las «predicciones» del horóscopo fallan.
¿Por qué muchos continúan creyendo en este engaño? Porque los seres humanos necesitamos depender de algo superior a nosotros, pero paradójicamente nos resulta más fácil depender y respetar a las criaturas antes que al Creador. Millones y millones consultan las páginas del horóscopo mientras que pocos escudriñan las Sagradas Escrituras. ¿Con que grupo de esos dos te identificas tú?
Amigo, Dios es real, él te creó y está interesado en tu bienestar; quiere que seas feliz, que vivas libre de las preocupaciones que te atormentan. No quiere que te hagas daño pensando en lo que acontecerá con tu futuro.
Deja todo en las manos de aquel que, como dice el profeta, «creó las constelaciones: la Osa Mayor, el Orion y las Pléyades, y el grupo de estrellas del sur» (Job 9: 9). Búscalo y disfrutarás de una vida plena.
Denniel Pino,Venezuela.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
«Algunas veces nos habla en sueños»
«Tal vez no nos damos cuenta, pero Dios no deja de hablarnos; algunas veces nos habla en sueños, mientras dormimos profundamente; otras veces nos habla al oído; claramente nos advierte que ya no hagamos lo malo ni sigamos siendo orgullosos». Job 33: 14-17, TLA
Había llevado una vida despreocupada, creyendo que todo lo que acontecía era porque tenía que pasar, y punto. No permitía que nada me afectara, vivía sin detenerme a escuchar la voz de Dios, por lo tanto tomaba decisiones sin medir las consecuencias. Mi personalidad extrovertida facilitaba que mi vida estuviera alejada de Dios. Hoy quiero contarte el sueño que cambió mi forma de conducirme.
Una noche soñé que estaba en un lugar de esos que normalmente frecuentaba con amigos y familiares, y la estaba pasando muy bien. Mirando a la distancia, vi un lugar que tenia puertas y paredes de cristal. Allí había mucha gente hablando de temas espirituales. En mi mente se generó la disyuntiva de si entraba o no. Quería entrar, pero no me atrevía.
Cuando por fin decidí ir, recuerdo que me acerqué a la puerta de vidrio y vi a un hombre vestido de blanco, rodeado por una hermosa luz, que me dijo: «Ya es tarde, no puedes entrar». Yo lloraba mucho porque entendí que ese sueño era un mensaje de parte de Dios. Como te puedes imaginar, desperté agitada. Quizás pensarás que de inmediato cambié mi manera de comportarme, pero no fue así. Tristemente la vida me enseñó que lejos de Dios solo hay muerte y tristeza, coseché los frutos de mi desobediencia y entonces comprendí que debía escuchar la voz de Dios.
Dios nos habla muchas veces y en distintas maneras, como dice el texto de hoy, pero lo ignoramos. Doy mil gracias a Dios por haberme ayudado a reconocer su voz y entender el porqué de todo lo que ha acontecido a mi alrededor. He aprendido que mi vida no puede funcionar solo por los deseos y razonamientos humanos, sino que Dios es el que sabe realmente lo que me conviene, lo que es mejo para cada cual.
Hoy Dios te invita a escucharle y a que decidas seguirlo antes de que sea tarde. Dios quiere librarte de las consecuencias que puede acarrearte el pecado.
Hoy es un buen día para que reflexionemos sobre nuestros caminos y prestemos atención a la voz de Dios que nos llama.
Edith Núñez,Venezuela
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
Solo confía
«Si Dios no nos negó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros, ¿cómo no habrá de damos también, junto con su Hijo, todas las cosas?». Romanos 8: 32
«¡NO!, NO PUEDE SER. ¡Vuelva a repetir la ecografía por favor!». Esas fueron las palabras que pronuncie en aquel consultorio, una vez que la doctora nos comunicara las peores noticias que jamás había escuchado: «¡Lo siento, el bebé está muerto!». Ese martes 9 de diciembre de 2014 mi esposa y yo nos habíamos levantado muy temprano con la ilusión de ser padres, pues nacería nuestro primogénito.
Entre lágrimas miré a mi esposa y le dije: «El Dios que servimos resucitó un muerto de cuatro días, así que él puede devolver el ritmo cardiaco a nuestro bebé. Pero si esa no es su voluntad, prometamos que seguiremos siendo fieles». Oré como nunca, y luego pedí a la doctora que repitiera la ecografía. Pero aun después de orar, no ocurrió nada, o eso fue lo que creí en ese momento, hasta que aprendí dos extraordinarias lecciones de aquella tragedia:
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El amor de Dios es infinito por nosotros: Si yo hubiera podido evitar la muerte de mi hijo, lo hubiese hecho sin dudar un solo segundo. Ahora mi corazón rebosa de gratitud al pensar cuánto nos ama Dios, pues él, con todo el poder del universo, entregó a su Hijo en la cruz para salvamos.
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Dios convierte nuestro dolor en felicidad y paz. Aunque nunca tuve el privilegio de ver a mi hijo, hoy mi confianza está depositada en la justicia y el amor de Dios. Tenemos la promesa de que cuando Cristo regrese él «secará todas las lágrimas de ellos, y ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor; porque todo lo que antes existía ha dejado de existir» (Apocalipsis 21:4).