DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
«Después llegó el Señor, se detuvo y lo llamó igual que antes: “¡Samuel! ¡Samuel!”. “Habla, que tu siervo escucha”, contestó Samuel». 1 Samuel 3: 10
Con mucho acierto Mark Twain dijo: «La historia no se repite, pero a veces rima». En mi caso, tuve una experiencia muy similar a la del joven Samuel. Ya a los diez años de edad visitaba regularmente la Iglesia Adventista de mi sector. Sin embargo, lo hacía por imposición de mi madre, y por mera tradición, pues creía que Dios no llamaba a los jóvenes. Además, mi familia está compuesta por músicos y cantantes de música secular muy reconocidos y galardonados en toda la República Dominicana (la familia Valoy), por lo tanto me gustaba mucho cantar, bailar y asistir a fiestas. No obstante, recuerdo que los dirigentes de la iglesia siempre me decían: «El Señor te está llamando», a lo que respondía: «Soy muy joven para entregarme al Señor, lo haré cuando me sienta preparado».
Una madrugada, mientras dormía placenteramente, tuve un sueño muy extraño. Vi una pantalla gris, como una televisión sin señal, y escuché una voz que me dijo: «¡Bautízate! ¡Bautízate!». Desperté extrañado y fui hasta la habitación de mi tía y le pregunté: «¿Para qué me llama?». A lo que ella respondió: «Mi hijo, yo no te he llamado». Ese mismo día olvidé por completo el sueño. Sin embargo, tuve el mismo sueño la noche siguiente, en el mismo horario. Reaccioné de la misma manera y obtuve la misma respuesta de mi tía, salvo que en esa ocasión ella agregó: «Cuando te vuelvan a llamar responde: “Habla, Señor, que tu siervo escucha”».
Tal como sucedió con Samuel, por tercera vez recibí el llamado, pero esta vez el sueño fue diferente. En esta ocasión vi a lo lejos a un hombre vestido de blanco debajo de una cascada, diciéndome: «¡Bautízate! ¡Bautízate!». Intenté correr hacia él, pero por más que corría no avanzaba. Me desperté llorando, pero con la firme convicción de que Dios me estaba llamando. Inmediatamente fui donde mi tía y le dije: «¡Preparen mi bautismo para el sábado!».
Así como Dios llamó a Samuel hace ya varios milenios te extiende hoy el llamado a ti también: a ser mejores estudiantes, mejores hijos, mejores hermanos, mejores empleados… pero el llamado más importante que hoy se nos extiende es a entregar nuestras vidas por completo al Señor.