Más que un cabo, una esperanza
‘Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:13)
El Edicto de Nantes, que durante más de ochenta años había garantizado libertad religiosa a los hugonotes en Francia, estaba definitivamente revocado. Ahora, los protestantes quedaban fuera de la ley, y quienes practicaban la fe reformada podían ser perseguidos e incluso recibir la pena de muerte. Decidieron escapar entonces a Holanda, uno de los pocos países que toleraban la diversidad religiosa y aceptaban a protestantes de diversas denominaciones.
No obstante, dado que Holanda se colmó de protestantes de toda Europa que escapaban de la persecución religiosa, los inmigrantes no tenían las condiciones económicas y sociales para establecerse allí. Para entonces, la Dutch East India Company necesitaba granjeros capacitados para trabajar en su nuevo establecimiento de Sudáfrica. El gobierno holandés vio que se abrían nuevas oportunidades para los protestantes y envió a los hugonotes allí.
El 31 de diciembre de 1687, unos 180 hugonotes partían hada el Cabo de Buena Esperanza (hoy Ciudad del Cabo). Y el cabo no podría haber tenido mejor nombre. Perseguidos y expulsados de Europa, ese cabo representaba la buena esperanza de este conjunto de fieles hijos de Dios. Se dirigían hacia la buena esperanza. La esperanza los esperaba, dirigía su camino y daba un nuevo sentido de existencia.
No sé cómo estás terminando este año. No sé cuáles fueron tus cargas, tus tristezas, tus frustraciones y tus problemas. No sé qué te quitó el sueño; qué te hizo llorar; qué hace que mires el futuro con desconfianza, miedo y angustia. Pero hoy puedes partir hacia el “Cabo de buena esperanza”. Hay esperanza allí adelante. Se llama la “bienaventurada esperanza” en Cristo, la esperanza de que muy pronto esta historia de dolor, sufrimiento, muerte y enfermedad terminará. Y mientras esperamos esa gloriosa manifestación, hay esperanza de consuelo, ayuda divina, contención y fuerzas renovadas.
Hay un año diferente allí adelante, esperándote. Pero tienes que dejar atrás el pasado. Atrévete a lanzarte al mar, con la seguridad de que la buena esperanza está adelante. Habrá tormentas, tempestades y desafíos, pero más allá está la paz.
Hoy puede ser un día histórico. Hoy puedes decidir navegar hacia la esperanza, sin importar lo que puedas encontrar en tu travesía. Hoy puedes dejar atrás el año que termina y extenderte hacia la eternidad. Solo tienes que entregar a Jesús el timón de tu vida y él se encargará de hacer que llegues a salvo al puerto de la bienaventurada esperanza. MB
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2017
UN DÍA HISTÓRICO
Pablo Ale – Marcos Blanco
Lecturas devocionales para Jóvenes 2017