XXX
“Y os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejército que envié contra vosotros” (Joel 2:25).
El 27 de octubre se celebra en los Países Bajos la fundación de la Villa de Ámsterdam. Es que, en Holanda, se considera que, ese día de 1275, se fundó la capital de su país.
Con el tiempo, el poblado empezó a crecer no solo en cantidad de habitantes, sino también en intercambios comerciales. Un punto alto en este crecimiento se dio en el siglo XVII, conocido como “el siglo de Oro de Ámsterdam”.
Tal vez no creerás lo que me sucedió, pero cuando tuve el privilegio de recorrer esa hermosa ciudad -y quedar enamorado de sus callecitas, sus puentes, sus flores, sus canales, sus casas estrechas y alargadas, su orden, su limpieza, sus miles de bicicletas y la amabilidad de su gente-, observé en muchos recuerdos de la ciudad (llaveros, tazas, imanes, etc.) el símbolo de Ámsterdam: las tres cruces (XXX). Como la ciudad es también muy abierta en materia de acceso a drogas y liberación sexual; y es referente obligada para los buscadores de placer y abundan los negocios de venta de elementos sexuales y la famosa “zona roja”, pensé que este símbolo tenía una connotación pornográfica.
Pero no. Las cruces simbolizan una parte del escudo de Ámsterdam, que consta justamente de tres cruces, en honor a la Cruz de San Andrés, el apóstol que fue martirizado en una cruz con forma de “X”. Algunos historiadores sostienen que las cruces representan los tres peligros que más afectaron a Ámsterdam, y de los cuáles la ciudad salió airosa: inundación, incendio y la peste negra.
Sí. Solemos confundir las cosas. Tal vez por desconocimiento, o porque no podemos percibir bien lo que sucede. Y esto también nos pasa en la vida espiritual. A veces, pensamos que los mandatos de Dios son sinónimo de opresión, carga y esclavitud. Sin embargo, por el contrario, son propuestas de libertad para nuestro bien. Tal vez pensamos que la cruz del Calvario es equivalente a una vida sin alegría; pero es todo lo opuesto: es sinónimo de amor, perdón y seguridad.
Hoy puede ser un día histórico. Refúgiate en la cruz de Jesús y obtendrás protección para todos tus males.
“Así que, aunque expuesto al poder engañoso y a la continua malicia del príncipe de las tinieblas y en conflicto con todas las fuerzas del mal, el pueblo de Dios tiene asegurada la protección incesante de los ángeles celestiales. Y esta protección no se otorgaría si no existiese una necesidad” (Elena de White, El conflicto de los siglos, p. 567). PA
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2017
UN DÍA HISTÓRICO
Pablo Ale – Marcos Blanco
Lecturas devocionales para Jóvenes 2017