El día que surgió el Fair Play
“Considera al íntegro, y mira al justo; porque hay un final dichoso para el hombre de paz” (Salmo 37:37).
El 24 de octubre de 1964 se celebraron los XVIII Juegos Olímpicos, en Tokio, Japón. En esa olimpíada ocurrió un hecho histórico, digno de destacar.
Los hermanos suecos Lars y Stig Kall, competidores en una prueba de navegación, recibieron dos medallas del Comité Olímpico Internacional, no por quedar entre los tres primeros, sino por su nobleza deportiva. El premio se llamó Fair Play [juego limpio], y en esta competencia deportiva se entregó por primera vez.
Sólidos en la primera posición y destinados a ganar la carrera, los hermanos suecos se detuvieron para ayudar cuando observaron que sus rivales, los australianos lan Winter y John Dawe, cayeron a las aguas de la bahía de Enoshina. Esta detención voluntaria los retrasó de manera notable. Finalmente, ambas parejas continuaron la carrera. Los rescatados llegaron en el puesto número 14, y los hermanos suecos, que tenían todo para ganar, ¡en el puesto número 18!
¿Qué habrías hecho tú, si ibas navegando en el barco de los hermanos Kall? En esta sociedad brutalmente competitiva, absolutamente materialista y absurdamente inhumana ¿vale la pena detenerse para ayudar, a riesgo de pérdida propia? ¿Qué valoras más hoy: un triunfo egoísta y personal, o la ayuda a los demás?
Otro hecho sobresaliente ocurrió en el mundo del deporte recientemente. Sucedió en enero de 2015, en la llegada del XV Gran Premio Santa Bárbara de ciclocross, disputado en Puente Viesgo, España. Ismael Esteban, ciclista que ocupaba el tercer lugar, sufrió una avería en su bicicleta y, a 300 metros de la meta y ante la imposibilidad de seguir, decidió cargarla y terminar la carrera corriendo ¡con su bicicleta al hombro!
En ese contexto, Agustín Navarro, ciclista que marchaba en cuarto lugar, tuvo la posibilidad de superarlo. Pero no lo hizo; lejos de eso, evitó aprovecharse del infortunio y aminoró la velocidad, para no pasarlo. “Disminuí la velocidad por respeto a quien había sido superior a mí en todo momento. A mí no me gusta ganar así”, explicó Navarro. Tras la prueba, Esteban quiso entregar el premio como tercer clasificado a Navarro, pero este se negó a aceptarlo.
Hoy puede ser un día histórico, si eres íntegro, honesto, generoso y honrado. “Los hombres de principios no necesitan la restricción de cerraduras y candados; no necesitan ser vigilados y observados. Tratarán con honestidad y honorabilidad en todo tiempo, cuando están solos y nadie los observa, como cuando están en público. No mancharán sus almas por ganancias o ventajas egoístas” (Elena de White, Mente, carácter y personalidad, 1.1, p. 258). PA
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2017
UN DÍA HISTÓRICO
Pablo Ale – Marcos Blanco
Lecturas devocionales para Jóvenes 2017