En llamas
“Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis” (Mateo 24:44).
No llamó la atención; ya había sucedido antes. La mañana del 24 de agosto del año 79 d.C. era una mañana más en Pompeya, cuando una columna de humo ascendía del volcán Vesubio. No era llamativo; ya había sucedido antes. Todos pensaron que se trataba de un escape de humo más.
Pero esta vez fue diferente. Pronto, se inició una especie de suave y casi imperceptible llovizna de cenizas. Luego, cayeron pequeñas piedras volcánicas. Más tarde, llegó el momento de los vapores de azufre. Angustiada, la gente se tapaba la nariz y la boca. Trataron de huir pero, para muchos, fue demasiado tarde: una especie de fango mortal, mezcla de cenizas, lava y lluvia, inundó las callejuelas, cubrió los tejados y penetró por las ventanas.
Ese día, las efusiones del Vesubio arrasaron las poblaciones de Pompeya, Herculano y Estabia, y se cobró por lo menos cinco mil víctimas fatales. Además, los árboles, los campos, los jardines, las casas… todo quedó cubierto de cenizas y piedras.
Es interesante observar que algunas personas quedaron petrificadas por la lava incandescente tratando de huir; otras, simplemente, realizando sus tareas cotidianas. Algunas, murieron tratando de proteger a sus hijos, que también murieron.
El mundo de hoy es como un volcán a punto de entrar en erupción. Las señales indican el pronto regreso de Jesús a esta Tierra. Que ese día no nos alcance desprevenidos, ni sumergidos en nuestras tareas terrenales. Debemos estar preparados. Esto implica una acción a futuro. Y, como ya es sabido, los seres humanos somos expertos en un arte: el arte de postergar. Nota que, en el texto de hoy, Jesús no aconseja “prepararse”. No; el texto dice “estad preparados”. Esto implica una acción en el presente. El tiempo es ahora. Ya.
Hoy puede ser un día histórico. Mira las señales. Estudia las profecías. Alístate este mismo 24 de agosto.
“El Señor va a venir pronto, y debemos estar preparados para recibirlo en paz. Resolvamos hacer todo lo que está en nuestro poder para impartir luz a los que nos rodean. No debemos estar tristes, sino alegres, y recordar siempre al Señor Jesús. Él va a venir pronto, y debemos estar listos y aguardar su aparición” (Elena de White, Testimonios para la iglesia, t. 8, p. 264). PA
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2017
UN DÍA HISTÓRICO
Pablo Ale – Marcos Blanco
Lecturas devocionales para Jóvenes 2017