Olvidando lo importante
“Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy” (Deuteronomio 8; 7 7).
No sé cuál será para ti el objeto más preciado: un trofeo de la infancia, tu reloj, tu celular, un diploma, algún recuerdo de tu abuela, o algo que te haya regalado tu novio o novia…
Te diré que para un atleta olímpico, el objeto más importante es la medalla que obtiene luego de coronarse ganador en una prueba.
Claro que no todos la valoran como deberían. Tras consagrarse campeón de lanzamiento de martillo en el Mundial de Atletismo el 23 de agosto de 2015, en Pekín, el atleta polaco Pawel Fajdek, de 26 años, se embriagó durante los festejos y, para regresar al hotel, pagó el viaje de taxi con la medalla de oro que había ganado.
Si bien la policía local recuperó la presea horas después, esta es una manera muy triste de desperdiciar un premio. Desde luego, el atleta desmintió la historia oficial y alegó que, simplemente, había perdido la medalla en el taxi.
Algo similar ocurrió en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 con el atleta español Francisco Fernández Peláez. Él ganó la medalla de oro en la prueba de marcha. Luego de la conferencia de prensa, saludó a todos y se fue… dejando la medalla sobre la mesa. ¡Los periodistas le avisaron y volvió por ella!
Y qué decir del tenista chileno Nicolás Massú quien, en Atenas 2004, obtuvo las primeras y únicas dos medallas de oro en la historia de su país, luego de ganar en singles y en dobles. Regresó a Chile, pero se olvidó las medallas en ¡un cajón de su habitación de la Villa Olímpica!
¿Qué cosas importantes estás olvidando hoy? ¿Oraste ya? ¿Leiste la Biblia en este día? ¿Pasaste un tiempo a solas con Dios? ¿Has podido pensar en los demás y ayudarlos, o solo tienes tiempo para ti mismo?
Hoy puede ser un día histórico. Recuerda que tienes una corona de oro que obtener. Reordena tus prioridades, y da a Dios y a sus santos Mandamientos el primer lugar en tu vida.
“Estamos en peligro de olvidar a Dios, de mirar las cosas que se ven, en vez de contemplar con los ojos de la fe las cosas que no se ven. Cuando viene la desgracia o el infortunio, estamos listos para culpar a Dios de negligencia o crueldad. Si ve conveniente interrumpir nuestro servicio en alguna actividad, nos lamentamos, sin detenernos a reflexionar que así Dios puede estar obrando para nuestro bien” (Elena de White, Los hechos de los apóstoles, p. 397). PA
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2017
UN DÍA HISTÓRICO
Pablo Ale – Marcos Blanco
Lecturas devocionales para Jóvenes 2017