Author Archives: Nelson Rodriguez
Ayer empecé a contarte mi experiencia mientras viajaba como misionera de Colombia a Tijuana, México. El oficial de migración continuó interrogándonos: «¿Cuánto tiempo llevan en esa iglesia?», «ocho años, señor», respondió Juan Carlos. Yo le dije: «¡Toda mi vida!» Mirándome fijamente me dijo: «Usted dígame: ¿Quién es Ellen G. White?». Solo Dios sabe cómo obtuve la respuesta que le di: «Es la profetisa del pueblo de Dios que predica la verdad presente, es además una prolífica autora». «Si es escritora —continuó el oficial- supongo que se ha leído algún libro de ella, ¿verdad?». Contesté afirmativamente. Luego miró a mi compañero y le preguntó: «¿Qué es eso de los ocho remedios naturales que mencionó? Y si son ocho, ¿cuáles son?». Mi compañero le contestó que eran tomar suficiente agua, respirar aire puro, descanso, exposición a la luz solar, hacer ejercicio, mantener una alimentación sana, temperancia y confianza en Dios.
Mabel Ortiz Paz,
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
En aprietos —Primera parte—
«El ángel de jehová acampa alrededor de los que le temen y los defiende». Salmo 34: 7, RV95
He servido a Dios como misionera en mi país durante los últimos seis años. El 14 de enero de 2015 participé en el proyecto misionero OYIM (un año en la misión, por sus siglas en inglés). He tomado la firme decisión de servir a Dios y dedicarle mi tiempo, dones, talentos y habilidades. Dios permitió que fuese seleccionada junto con otros dos jóvenes misioneros para viajar a Tijuana, México y participar en un proyecto misionero del programa de salud «Quiero vivir sano». Estaba muy feliz de poder viajar a otro país y de hacerlo para servir a mi Dios.
Cuando llegó el esperado día en que partiría hacia México, acompañada de Juan Carlos Perlaza y Laura Victoria Herrera, los otros dos jóvenes misioneros que te mencioné, salí de mi casa con grandes expectativas, sin saber lo que me esperaba. Al llegar al aeropuerto de la Ciudad de México y pasar por migración, Juan Carlos y yo fuimos detenidos en un salón junto con otras veinte personas. Teníamos gran preocupación porque debíamos abordar el vuelo con destino a Tijuana en pocos minutos ya que solo estábamos haciendo escala allí. Oramos, pidiendo la ayuda divina, y esta llegó de forma curiosa.
Un oficial salió y preguntó en voz alta: «¿Alguien aquí me puede decir quién es Ellen G. White?». Nosotros levantamos la mano sin pensarlo, pero confundidos por la pregunta. El oficial de migración nos indicó que lo siguiéramos a su oficina y mirándonos con cara de pocos amigos nos preguntó: «¿Quiénes son ustedes y a qué se dedican?». Juan Carlos contestó: «Somos miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día y vamos a Tijuana a participar de un proyecto sobre los ocho remedios naturales».
Mañana terminaré de contarte mi historia, pero hoy te pregunto: ¿Qué hubieses hecho tú en mi lugar? Dios nos ha llamado a ser sus testigos en este mundo y no hemos de temer cuando llega la hora de dar testimonio de su nombre.
Hoy te quiero invitar a que testifiques del amor de Cristo, no importa dónde estés ni a qué te dedicas, tú puedes ser un fiel testigo de Dios y su amor.
Mabel Ortiz Paz,
Colombia.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
En el calabozo
«¡No te desanimes ni tengas miedo, porque el Señor mi Dios estará contigo! El no te dejará ni te abandonará».1 Crónicas 28: 20
Estaba recién bautizado cuando fui llamado a cumplir con el servicio militar obligatorio. Recuerdo que fue un momento difícil ya que quería mantenerme fiel a Dios y a mi conciencia. Me presenté ante la delegación de reclutamiento militar sin saber qué ocurriría, pues los militares eran muy intolerantes y aun si lograba ingresar sin problemas corría el riesgo de regresar a casa en un ataúd.
Me llevaron junto con otros jóvenes al centro de entrenamiento, allí manifesté mi disposición a cumplir con las obligaciones militares en las áreas básicas del ejército pero a la vez les dije que era cristiano adventista del séptimo día y que por lo tanto no estaba dispuesto a portar armas ni a trabajar los sábados. Mi petición causó mucho enojo a los militares y en vez de acceder a mi petición me quitaron mi Biblia y me encerraron durante veinte días en una prisión para reclutas que se rehusaban a cumplir con sus obligaciones militares.
Una noche nos sacaron en camiones y nos trasladaron a otro lugar llamado «cárcel de piedra», debido a su construcción. Allí fuimos despojados de nuestras pertenencias, pero logré conservar un Nuevo Testamento. Por medio de la lectura de la Biblia mi fe se mantuvo firme durante los doce días de encierro, allí decidí serle fiel a Dios a pesar de las circunstancias adversas. Al final de los doce días, un oficial me dijo que me darían otra oportunidad si accedía a trabajar en sábado, pero como mantuve mi posición me encerraron durante cuatro meses más.
Finalmente la junta militar accedió y pude cumplir con el servicio militar sin portar armas y sin violar el sábado. Mi testimonio motivó a algunos jefes militares a aceptar a Cristo como su Salvador personal. Cuando pienso en esa experiencia recuerdo lo amarga que fue, pero también tengo la convicción de que Dios dispuso todas las cosas para mi bien y el de los demás.
Quizás no estés en guerra u obligado a cumplir con el servicio militar, pero puedes hacer tuya la promesa de este día. Mantente fiel a tus principios y confía en Dios.
Donald Aguirre Pérez, Nicaragua
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
Gracias a Dios por la vida
«Siempre tengo presente al Señor; con él a mi derecha, nada me hará caer». Salmos 16: 8
Aunque a veces lo ignoramos, la mano protectora de nuestro Dios siempre está sobre nosotros. Yo no me considero nada buena en lo que a vehículos se refiere. Sé manejar y mantener un carro «con vida» si así lo podemos llamar; pero aunque no sepa mucho sobre carros, sí sé cuándo algo anda mal.
Cuando aún estaba en la preparatoria manejaba unos catorce kilómetros cada día para llegar a la escuela. Una mañana salí muy apurada y algo nerviosa porque tenía que declamar una poesía que mi grupo había preparado para ese lunes así que salí de casa, me despedí de mi madre y comencé el trayecto. Por lo general manejaba a unos ochenta kilómetros por hora, pero ese día aceleré un poco más de lo normal. De repente sentí una extraña vibración en la llanta delantera derecha de la camioneta, sentí un poco de miedo así que reduje un poco la velocidad, pero la vibración continuó. En ese momento solo alcancé a elevar una pequeña oración a Dios dicién- dolé: «Señor, permíteme llegar a tiempo y con bien a la escuela por favor».
Las vibraciones no se detuvieron, pero llegué a la escuela. Como mi mayor preocupación era la poesía me olvide del asunto de la camioneta. Después de aquella ajetreada mañana le comenté a una amiga de esas vibraciones que sentía. Revisamos la llanta pero todo parecía estar en perfecto orden así que me dispuse a regresar a casa. Mientras manejaba de regreso sentí que las vibraciones se volvían cada vez más fuertes así que oré nuevamente: «Señor, déjame llegar con bien a mi casa».
Cuando llegué a mi casa elevé una oración agradeciendo a Dios por su protección, luego le conté a mi mamá lo que estaba pasando. Mi hermana fue a revisar la llanta y después de unos minutos nos dijo: «¿Saben?, ayer que cambié la llanta olvidé apretar correctamente las tuercas, solo las apreté con mi manos y no las reforcé». ¡Dios me había salvado de una muerte casi segura!
Muchas veces no nos damos cuenta de todas las ocasiones en que Dios nos salva la vida, sus ángeles acampan cerca de nosotros para cuidarnos de todos los peligros.
Hoy quiero invitarte a agradecerle al Señor por la vida y por todas aquellas ocasiones en las que ha guardado tu vida, aun cuando no te das cuenta.
Anónimo,
México.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
Dios no estaba en mis planes, pero yo sí en los suyos —Segunda parte—
«Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones». Salmo 46: 1, RV95
Ayer te conté cómo, de niña, viví en varios lugares y experimenté muchos maltratos. Cuando mi madre perdió nuestra tutela nos llevaron a un internado, allí había muchos niños y adolescentes y tuve la oportunidad de volver a estudiar. Pasó un largo año sin que mi madre nos visitara y yo perdí las esperanzas de reencontrarme con ella. Durante ese tiempo nadie nos adoptó.
Al fin mi madre consiguió el permiso para poder visitarnos. Recuerdo ese día de septiembre en que ella apareció en el internado con una niña de cinco meses en los brazos. Fue un momento muy especial, nos abrazamos y sentí el calor que solo puede venir de una madre. Ese día escuché por vez primera el nombre Adventista del Séptimo Día.
La nueva religión que profesaba mi madre no significaba nada para mí, pero sí noté el cambio en su vida, por primera vez en mucho tiempo la vi sobria. En cada visita mi madre oraba, nos enseñaba coritos y nos leía pasajes de la Biblia. Yo tenía doce años y pensaba que no necesitaba de nadie y que era autosuficiente, así que Dios no estaba en mis planes. Sin embargo, un año después del primer encuentro, mi madre recuperó nuestra tutela. Ese viernes nos fue a buscar y por la tarde asistimos a la iglesia y los hermanos nos recibieron con gran alegría. Yo todavía no estaba segura de creer en Dios, pero el ejemplo de mi madre me demostró que de la mano de Dios se puede vencer el alcohol, las drogas, la prostitución y cualquier otro obstáculo así que cinco meses después mis hermanos y yo nos bautizamos e inicie mi vida al servicio de Jesús.
Cada vez que pienso en mi pasado me doy cuenta de que si bien Dios no estaba en mis planes yo sí tenía un lugar en los suyos. Hoy quiero recordarte que Dios tiene planes para tu vida, cada giro inesperado, cada tragedia, cada sinsabor no pasa desapercibido para el Todopoderoso, en algún momento podrás ver el pasado y, como yo, reconocer la mano de Dios obrando para guiarte y ofrecerte la salvación. Coloca a Dios en tus planes, tú ya estás en los suyos.
Lizbeth Amador,
México
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
Dios no estaba en mis planes pero yo sí en los suyos —Primera parte—
«El Señor te protege de todo peligro; él protege tu vida. El Señor te protege en todos tus caminos, ahora y siempre». Salmo 121: 7-8
Nací en una ciudad llamada La Paz. Paradójicamente, la primera etapa de mi vida no fue nada pacífica. Soy la primera hija de la casa, mi madre me amó con todas sus fuerzas, pero como resultado de los abusos que sufrió desde pequeña se dedicó a la prostitución poco después de mi nacimiento.
Mi madre pagaba para que me cuidaran, así que la mayor parte del tiempo permanecía lejos de ella. Con el tiempo mi madre cayó víctima de las drogas, en ese tiempo nació otro de mis hermanos. Recuerdo que mi madre solo permanecía en casa cuando enfermaba y tan pronto recuperaba la salud regresaba a las calles y nos encargaba con una señora que nos maltrataba a mi hermano y a mí.
Durante mi niñez estuve al cuidado de varias personas. Durante un tiempo viví con mi abuela, que era alcohólica, al igual que mis tíos. Allí por lo menos tuve la oportunidad de jugar con mis amigas en un parque cercano, pero el hogar de mi abuela era un desastre. Los pleitos entre tíos ebrios eran el pan nuestro de cada día. Mi madre fue por mí y me llevó a un hotel, pero allí me fue peor, ya que allí unas personas intentaron raptarme. De nuevo mi madre me llevó a otra casa. Allí me golpeaban, me insultaban y en muchas oportunidades me dejaron sin comer. A pesar de todo nunca juzgué a mi madre, porque ella también tuvo una vida muy difícil.
Un día las personas que nos cuidaban pusieron una denuncia ante la Procuraduría de Menores. Los jueces determinaron que mi madre no podía tener la tutela de sus hijos así que me llevaron, junto a mis tres hermanos, a una institución especial.
Puede que mi vida te parezca una tragedia, pero aun no te he contado todo. Dios siempre tiene la última palabra. Mientras tanto quiero que sepas que estoy muy agradecida porqué Dios me preservó la vida durante esos momentos turbulentos porque tenía un plan para mí.
Hoy puedes contar con la seguridad de que Dios también tiene un plan para tu vida, él te protegerá ahora y siempre.
Lisbeth Amador,
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
Minutos contados
«Yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco». 1 Samuel 2: 30, RV95
Hace poco me tocó tomar uno de los exámenes mas importantes de mi carrera. Se trataba de un examen de egreso de la universidad. La prueba se realizó un viernes y consistía en dos sesiones: de 9:00 a.m. a 1:00 p.m. y la segunda de 3:00 p.m. a 7:00 pm En esa época del año, en mi ciudad, el sol se oculta a las 6:00 p.m., por lo que debía terminar el examen una hora antes para poder observar el sábado. Esto me preocupaba porque el examen era muy extenso y muchos fracasaban por no contar con el tiempo suficiente para contestar.
Llegó el gran día y cuando faltaban quince minutos para que finalizara la primera sesión me di cuenta de que aún tenía cerca de treinta preguntas sin responder. Contesté lo que pude, y me fui a casa para almorzar. Mientras comía pensaba: «¿Cómo completaré la segunda parte con una hora menos?». Ese examen validaría mi carrera a nivel nacional. ¡Tenía que terminarlo!
Inició la segunda y ultima sesión y el tiempo avanzaba inexorablemente. Cuando faltaban quince minutos para las seis me di cuenta de que era tiempo de entregar el examen. Elevé una oración silenciosa pidiendo sabiduría. Uno de mis compañeros, que conocía mi situación, me había dicho que continuara con el examen, que Dios iba a entender que era muy importante para mi. Cuando me vi en aprietos por causa del tiempo se desató una lucha en mi interior, pero de todas maneras decidí ser fiel al Señor. Entregué el examen una hora antes que los demás y fui a mi casa. Estaba realmente decepcionado por no haber podido finalizar la prueba, aunque también estaba feliz por haber honrado a Dios.
Pasaron varios días y finalmente llegaron los resultados. Solo doce aprobamos, ¡y yo obtuve la calificación más alta! ¿Casualidad? ¡Por supuesto que no! Personalmente lo atribuyo a la bendición divina. Con razón Ellen G. White escribió: «En cualquier ramo del trabajo, el verdadero éxito no es resultado de la casualidad ni del destino. Es el desarrollo de las providencias de Dios, la recompensa de la fe y de la discreción, de la virtud y de la perseverancia. […] Dios da las oportunidades; el éxito depende del uso que se haga de ellas» (Profetas y Reyes, cap. 39, p. 324).
Héctor Mendoza,
México.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
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Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
Fieles
«No defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador». Tito 2: 10, RV60