DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
«Los que conocen tu nombre confían en ti, porque tú, oh Señor, no abandonas a los que te buscan». Salmo 9: 10, NTV
Gracias profesor por la oferta que me está haciendo, pero no puedo ir en contra de mis principios ni de la Palabra de Dios. Estaré estudiando fuertemente para el examen completivo. Que tenga buen día». Con estas palabras rechacé la oferta que me daba el profesor de presentar nuevamente el examen final en sábado, frente al resto de mis compañeros del octavo semestre de Ingeniería civil.
No era la primera vez que enfrentaba un obstáculo por mis creencias. Sin embargo, esta vez era diferente. En situaciones anteriores había podido hacer uso de mi libertad religiosa para presentar los exámenes durante la semana. Algunos exámenes de esta carrera requieren aproximadamente seis horas para concluirlos. Por lo tanto, se realizan los sábados.
Por mi decisión de no tomar los exámenes en sábado, todos debíamos tomarlos durante la semana, por consiguiente teníamos menos tiempo para completarlos. El último examen decidía si aprobábamos o no la materia. Así que puedes imaginar la presión que el profesor y mis compañeros ejercieron sobre mí para que aceptara presentar ese examen el sábado. No obstante la presión me mantuve firme y pude tomar el examen un viernes en la tarde. Al concluirlo sentí frustración por no haber obtenido la nota que necesitaba. El examen era mucho más complicado que los anteriores. El profesor parecía estar enojado porque yo no había cambiado mi decisión. Entonces me dio la oportunidad de repetir el examen el sábado, pero rechacé la oferta.
Cuando llegué a mi casa empezó la lucha entre mis principios y mis deseos de aprobar la materia. Aunque había rechazado la oferta seguía pensándolo, pues tenía la oportunidad de ir al otro día y tomar el examen. Tras una noche de angustia, finalmente decidí confiar en Dios y al día siguiente asistí a la iglesia.
El sábado en la noche comencé a prepararme para tomar el examen completivo. Poco sabía yo que Dios tenía todo preparado. El lunes el profesor me notificó que podía terminar el examen ese mismo día. Yo me había preparado sin saber que ya Dios había hecho su parte. Ese día aprobé la materia y mi fe en Dios creció aún más. ¡El Señor quiere que vivamos actos de fe!