Una respuesta inesperada
«Al reconocer la voz de Pedro, fue tanta su alegría que, en vez de abrir, corrió adentro a avisar que Pedro estaba a la puerta». Hechos 12: 14
PEDRO SE ENCONTRABA encadenado entre dos soldados. Al amanecer comparecería ante Herodes y el desenlace podía ser la muerte. Sin duda, él oró y se sometió a la voluntad de Dios. La iglesia también estaba orando. Cuando Dios libró a Pedro, Rodé se sorprendió tanto que se olvidó de abrir la puerta. A veces Dios contesta nuestras oraciones de la forma en que menos esperamos, te contaré mi experiencia.
Mientras estudiaba en la universidad trabajaba a tiempo completo y, gracias al trabajo realizado entre enero y agosto de 1978, logré ahorrar 154 dólares jamaiquinos. En septiembre de ese mismo año comencé los cursos de formación pedagógica. Papá y mamá, mi principales apoyos, no disponían de los recursos, por lo que mi trabajo era la única ayuda que tenía. Sin embargo, me resultaba imposible continuar con mi trabajo de estudiante de diez centavos la hora con mi ajetreado horario de clases.
Al terminar la primera semana de clases volví a casa y tan solo recibí 35 dólares, suficiente para comprar solo uno de los doce libros que necesitaba. En el futuro inmediato no tendría ningún otro ingreso así que quedé debiendo a la universidad el importe de la matrícula, que eran 185 dólares jamaiquinos.
Al regresar al campus recibí una carta. ¡Qué sorpresa! Nervioso, la abrí y dentro encontré un cheque de 145 dólares americanos. ¿Qué? ¿Era real? Gracias al cambio, pude liquidar mi deuda, adquirir todos los libros que necesitaba y pude pagar cuatro meses de alquiler y, aun así, me sobró dinero para otros gastos.
La carta decía: «He escuchado que estás en la universidad y creo que estás pasando por un momento económico difícil. Le he hablado de ti a una persona de recursos y te envía este cheque. Estos son sus datos. ¡Escríbele para agradecérselo y explícale lo que necesitas!». Desde entonces, recibía un cheque cada vez que tenía que matricularme.
Oré y el Señor se manifestó en los detalles más personales de mi vida. También lo hizo por Pedro, y también puede hacer cosas inesperadas por ti.
Hoy, sal de lo ordinario y ¡vive una vida de fe y oración!
Balvin Braham,
Jamaica
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