“Mejor que un par de lentes”
“Compra ungüento para tus ojos, para que así puedas ver” (Apocalipsis 3:18, NTV).
Una de mis maestras podía hacer que detuviéramos nuestra mala conducta solo con la mirada. Forzando el ángulo de visión a través de sus anteojos bifocales, nos fulminaba solo con su mirada fija.
Lentes bifocales son lentes correctivas con dos potencias diferentes, utilizadas mayormente por personas con presbicia y que también requieren corrección para miopía o hipermetropía.
Benjamín Franklin anunciaba la invención de los anteojos bifocales el 23 de mayo de 1785; aun cuando historiadores modernos tengan otras teorías acerca de su inventor. Lo cierto es que la lente bifocal fue popularizada por Benjamín Franklin, quien experimentaba gran molestia por la necesidad de dos pares de espejuelos para corregir la visión lejana y la cercana.
Aprovechando el hecho de que cuando miras algo a corta distancia, usualmente, miras hacia abajo y viceversa, los primeros fueron diseñados con lentes para visión cercana en la mitad inferior de la montura y las lentes para visión lejana en la parte superior. Originalmente, los lentes eran simplemente cortados en dos y combinados sobre la montura. En la actualidad, la mayoría de bifocales consisten en un pequeño segmento moldeado dentro o sobre el lente.
Lo más común es que las personas sufran de miopía o hipermetropía (es decir, dificultades para ver de lejos o para ver de cerca), o presbicia, y no las dos al mismo tiempo; aunque esta dificultad visual esté cada vez más difundida.
El libro del Apocalipsis indica que la última etapa de la iglesia cristiana, Laodicea, tiene un serio problema de visión. Aquí, sin embargo, la prescripción no son lentes bifocales, sino colirio; colirio comprado directamente de Dios. El colirio antiguo tenía una peculiar forma de empaquetado. Cerca de Laodicea había un templo al dios frigio Men Karou. De allí surgió una famosa escuela de Medicina, donde podía conseguirse un polvo para los ojos. Esta quizá sea la razón histórica para su inclusión en el mensaje a esta última iglesia.
El colirio simbólico ofrecido a los laodicenses es el antídoto celestial para su ceguera espiritual. Su propósito es que abran sus ojos a su verdadera condición espiritual. En este sentido, representa la obra del Espíritu Santo, quien se encarga de convencer de pecado (Juan 16:8-11); la gracia espiritual del Espíritu Santo, además, capacita al cristiano para distinguir entre la verdad y el error, entre el bien y el mal.
Hoy, te animo a recibir a Cristo en tu corazón y dejar que su Representante, el Espíritu Santo, te haga ver tu verdadera condición espiritual. Dios puede cambiarte, pero necesita que te veas tal como él te ve, para comenzar ese cambio. MB
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2017
UN DÍA HISTÓRICO
Pablo Ale – Marcos Blanco
Lecturas devocionales para Jóvenes 2017