“Moral hipócrita”
“Abundará el pecado por todas partes, y el amor de muchos se enfriará” (Mateo 24:12, NTV).
El 29 de abril de 1997, entró en vigencia la Convención sobre Armas Químicas, tratado internacional de control de armamento que prohíbe la producción, el almacenamiento y el uso de armas químicas. Originalmente, fue denominada Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, Producción, Almacenaje y Uso de Armas Químicas y sobre su Destrucción.
Armas químicas son aquellas que utilizan las propiedades tóxicas de las sustancias químicas para matar, herir o incapacitar al enemigo. Además, las armas químicas son consideradas armas de destrucción masiva por la Organización de las Naciones Unidas. Y es claro por qué: el gas sarín (agente químico nervioso), por ejemplo, genera dificultad para respirar, sudoración, babeo incontrolado, convulsiones, oscurecimiento de la visión y, finalmente, la muerte.
Y lo que parecería una buena noticia (restringir el uso de armas químicas), habla de la decadencia que el pecado trajo a la humanidad. ¿Realmente hablamos de cuáles son las formas “lícitas” de matar al otro? ¿Discutimos cuánto puede sufrir alguien antes de ser asesinado? “Te voy a matar, pero no te haré sufrir tanto antes”, pareciera la consigna.
Digámoslo crudamente: la guerra es un horror; personas que no se conocen se matan entre sí, mientras que personas que sí se conocen se benefician materialmente de esa barbarie. ¿Hasta dónde llevará Satanás a la humanidad? ¿Cuál es el límite de lo “tolerable”? ¿Hasta cuándo los patriotismos sectarios nos llevarán a dejar de considerar a nuestro prójimo como un hermano e hijo de Dios, para verlo como un enemigo, un obstáculo que debemos eliminar para alcanzar nuestros objetivos? ¿Desde cuándo la felicidad o la supervivencia de alguien hacen que la vida ajena valga menos que nada?
Cuando Cristo planteó los principios de su Reino en el Sermón del Monte (Mat. 5-7), generó mucho rechazo. ¿Verdaderamente esperaba Jesús que, cuando nos golpearan en una mejilla, pusiéramos la otra? Si nos piden la campera, ¿debemos darle la camisa también? ¿Estaba hablando en serio cuando enseñó que debemos pagar bien por mal? El pecado nos ha llevado demasiado lejos y ha adormecido nuestra conciencia.
Hoy, pide a Dios que te haga vivir de acuerdo con su ideal y que no te conformes con los “parches” que el pecado quiere colocar sobre este mundo pecaminoso. Vive de acuerdo con los principios del Sermón del Monte, no de acuerdo con los del príncipe de este mundo. MB
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2017
UN DÍA HISTÓRICO
Pablo Ale – Marcos Blanco
Lecturas devocionales para Jóvenes 2017