“Las conferencias Sabaticas”
Vía tras día examinaban las Escrituras para ver si Pablo y Silas enseñaban la verdad” (Hechos 17:11, NTV).
Ese viernes 21 de abril de 1848 fue determinante para el movimiento adventista, luego Iglesia Adventista.
Luego del chasco de 1844, los adventistas pronto se dividieron en grupos aislados. Muchos abandonaron la esperanza adventista. En Portland, Maine, Elena Harmon recibió su primera visión en 1844, y esto trajo ánimo y esperanza a los milleritas locales. Por correspondencia y por el boca a boca, los adventistas en otros lugares oyeron de Elena, y pronto ella estaba viajando a varias localidades donde se organizaban reuniones hogareñas. En una de estas, Jaime White conoció a Elena Harmon y, en 1846, se casaron. Luego, estudiaron y aceptaron la verdad del sábado, que les fue enseñada por José Bates en Fairhaven, Massachusetts.
Los White continuaron viajando, reuniéndose con creyentes y compartiendo las verdades recién descubiertas. En abril de 1848, E. L. H. Chamberlain convocó a una reunión de guardadores del sábado en Rocky Hill, Connecticut. Esta se convirtió en la primera de las llamadas “conferencias sabáticas”, a la que asistieron José Bates y los White. A esta le siguieron otras cinco “conferencias sabáticas” en varias localidades de Nueva Inglaterra, durante el verano y el otoño de 1848. Esto produjo un estudio profundo e intensos debates y, finalmente, llegaron a un acuerdo acerca de las principales doctrinas del fundamento teológico de la futura Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Jaime White ilustra el propósito y las dinámicas que se desarrollaron: “Tuvimos una reunión esa noche [20 de abril de 1848] con unas quince personas en total.
El viernes [21 de abril], la hermandad llegó a un número de cincuenta. No todos estaban completamente en la verdad. Nuestra reunión de ese día fue muy interesante. El hermano Bates presentó los Diez Mandamientos en términos muy claros, y su importancia nos fue transmitida por medio de testimonios poderosos.
La Palabra tuvo el efecto de afirmar a los que ya estaban en la verdad, y de despertar a los que todavía no se habían terminado de decidir” (Spiritual Gifts, t. 2, p. 93).
El estudio intensivo de la Biblia caracterizó estas primeras reuniones adventistas, y marcó la pauta de las primeras generaciones de nuestra iglesia. Este estudio de las Escrituras ¿es también una característica sobresaliente hoy en tu vida? Hoy, te invito a seguir el ejemplo de nuestros pioneros. Es hora de tomarse en serio el estudio de la Palabra de Dios. MB
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2017
UN DÍA HISTÓRICO
Pablo Ale – Marcos Blanco
Lecturas devocionales para Jóvenes 2017