DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2017
UN DÍA HISTÓRICO
Pablo Ale – Marcos Blanco
Lecturas devocionales para Jóvenes 2017
“Tenemos un problema”
“El Señor está en su santo templo, en los cielos tiene el Señor su trono, y atentamente observa al ser humano; con sus propios ojos lo examina” (Salmo 11:4, NVI).
El 17 de abril de 1970, la tripulación de la séptima misión tripulada del programa Apolo, de los Estados Unidos, regresaba a salvo a la Tierra. La nave había sido lanzada el 11 de abril de 1970, a las 13:13 horas. Sin embargo, el alunizaje debió ser abortado por la explosión de uno de los tanques de oxígeno después del despegue, la que inhabilitó el módulo de servicio del que dependía el módulo de mando. Entonces, debieron usar el módulo lunar como salvavidas de emergencia.
Este incidente es recordado por la frase del astronauta Jack Swigert al observar una luz de advertencia acompañada por un estallido, a las 21:08 del 13 de abril de 1970: “Houston, hemos tenido un problema” (del inglés: “Houston, we’ve had a problem!”). Inmediatamente, gran cantidad de luces de advertencia se encendieron en el Centro de Control de Misión en Houston, indicando la pérdida de dos de las tres fuentes generadoras de energía.
Es asombroso que, a miles de kilómetros de distancia de la Tierra, el pedido de auxilio fuera escuchado en segundos, y el plan de rescate se activara inmediatamente.
Dios tiene su centro de Control de Misión del universo en su Trono celestial (Sal. 11:4; Eze. 1:25-28; Dan. 7:9,10; Apoc. 4:1-6). Aunque rodeado por millares de ángeles y criaturas suyas (Apoc. 5:11; 1 Rey. 8:27), atiende el clamor por ayuda de la humanidad. “En mi angustia invoqué al Señor; clamé a mi Dios, y él me escuchó desde su templo; ¡mi clamor llegó a sus oídos!” (Sal. 18:6, NVI). Además de escuchar, actúa raudamente: “Rasgando el cielo, descendió, pisando sobre oscuros nubarrones” (vers. 9). Con la velocidad del rayo, más rápido que el centro de Control de Misión de Houston, Dios envía su respuesta a toda oración sincera.
Elena de White lo expresa así: “La Biblia nos muestra a Dios en un lugar alto y santo, no en un estado de inactividad, ni en silencio y soledad, sino rodeado por diez mil veces diez millares y millares de millares de seres santos, todos dispuestos a hacer su voluntad. A través de canales que no podemos discernir está en activa comunicación con cada parte de su dominio. Pero es en el grano de arena de este mundo, en las almas por cuya salvación dio a su Hijo unigénito, donde su interés y el interés de todo el cielo se concentran. Dios se inclina desde su trono para oír el clamor de los oprimidos. A toda oración sincera, él contesta: Aquí estoy’” (El Deseado de todas las gentes, p. 323).
No dudes. Ni bien elevas tu oración y dices: “Dios, tengo un problema”, él contesta: “Aquí estoy, no temas”. MB