¡Tuturutuuu!
“Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla?” (1 Corintios 14:8).
Seguramente, cuando hoy abres la playlist de tu teléfono inteligente o te colectas por bluetooth para escuchar tu música favorita, no recuerdes que las grabaciones musicales y de sonido tuvieron un comienzo, y que hoy nada es como era entonces.
Parece lejano, muy lejano, aquel 9 de abril de 1860 cuando León Scott consiguió grabar, en su fonoautógrafo, el primer registro sonoro de la historia: eran diez segundos de la pieza infantil francesa “Au clair de la lune” [A la luz de la luna].
El mismo Scott había patentado el fonoautógrafo en 1857. Desde entonces, estas tecnologías, y también los procesos de grabación, han ido evolucionando en calidad, durabilidad, fidelidad, etc. Así, aparecerían los discos de vinilo y los casetes. Hasta que, en 1979, se produjo uno de los inventos más revolucionarios: el disco compacto (CD). Pero fueron los científicos Brandenburg, Popp y Grill quienes, en 1986, comenzaron a desarrollar el formato MP3 que, seguramente, te resulta más conocido.
No fue fácil desarrollar la tecnología que hoy tenemos. Tampoco fue sencillo (ni lo es actualmente) dar un sonido certero y preciso en relación con el compromiso y la misión que Dios nos dejó.
Las voces de Josué y de Caleb sonaron disonantes en relación con la de los diez espías que tiñeron de pesimismo el informe sobre la tierra de Canaán. Sin embargo, eran dos voces confiadas en las promesas divinas. Escucha estas voces en Números 13 y 14.
Algo similar ocurrió con las tres voces que se alzaron firme y resueltamente en el campo de Dura, cuando todos debían postrarse ante la estatua de oro del rey Nabucodonosor. Oye esta música en Daniel 3.
Y qué decir de las serenas pero convencidas voces de Pedro y de Juan ante los magistrados del concilio. ¿No las escuchaste? Pon en la sintonía Hechos 4.
Hoy puede ser un día histórico. Alza tu voz. Proclama tus convicciones. Vive tu cristianismo de manera exacta y decidida. Una voz suave pero anclada en la Palabra de Dios logrará mucho bien, ya que no será desestimada por quienes la escuchen.
“Tenemos verdades grandes y solemnes para dar al mundo, y ellas deben ser proclamadas sin vacilación ni claudicación. La trompeta debe producir un sonido cierto” (Elena de White, Mensajes selectos, t. 3, p. 479). PA
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2017
UN DÍA HISTÓRICO
Pablo Ale – Marcos Blanco
Lecturas devocionales para Jóvenes 2017
http://devocionmatutina.com