DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
«Dios mismo les dirá a sus ángeles que nos cuiden por todas partes». Salmo 91: 11, TLA
Había renunciado a mis estudios universitarios para responder al llamado que Dios me había hecho de trabajar en su obra como maestra. Después de un tiempo retomé los estudios en una universidad cercana, viajaba tres horas cada día. Era agotador, pero la alegría de estar cumpliendo mi sueño lo compensaba.
La ruta era peligrosa, por los asaltos. Yo había desistido de continuar viajando, pues la situación era muy estresante. Mi jefa me animó con promesas como la que está en el versículo de hoy y decidí terminar mi semestre, pues solo faltaban quince días. Cierto día, un vehículo nos alcanzó, enseguida se puso adelante y bajó su velocidad obligando de esta manera a que el autobús en que viajaba disminuyera la velocidad. De las ventanas del vehículo tres hombres comenzaron a disparar. Todos corrimos a la parte de atrás del autobús para salir por la puerta de emergencia, pero esta solo se abría desde afuera. Se oían gritos desesperados, algunos pasajeros pateaban las ventanas y la puerta, pero todo era en vano. Yo me quedé sentada con mi compañero de asiento, sentía paz y la seguridad de que mi vida estaba en las manos de Dios.
Cuando pasó todo, me percaté de que el autobús no había recibido ni un solo impacto de bala, pero, ¿y todas las balas que esos hombres disparaban? No lo sé, pero nadie salió herido. Un pastor me dijo: «Maestra, Dios envió a sus ángeles para protegerla, esa es la razón por la que ni una bala tocó el autobús».
Después de haber pasado por aquella experiencia soy más consciente del cuidado protector que Dios me prodiga. Creo en el ministerio de los ángeles en nuestro beneficio, creo que nuestra vida está segura en las manos de Dios, porque él es fiel. Ellen G. White escribió: «No sabemos qué resultados traerá un día, una hora o un momento, y nunca debiéramos comenzar el día sin encomendar nuestros caminos a nuestro Padre Celestial. Sus ángeles están comisionados para velar por nosotros, y si nos sometemos a su custodia, entonces en cada ocasión de peligro estarán a nuestra diestra» (La verdad acerca de los ángeles, cap. 2, p. 15).
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
«Que prediques el mensaje, y que insistas cuando sea oportuno y aun cuando no lo sea». 2 Timoteo 4: 2
Era una fresca mañana de invierno. Me encontraba viajando en mi automóvil cuando noté a la distancia dos motocicletas que se acercaban a gran velocidad. Eran unas BMW 1200. «¡Qué máquinas!», pensé, mientras escuchaba el rugido que solo esas bellezas podían producir. Entonces noté que uno de los conductores no divisó el reductor de velocidad que había en la carretera. Cuando se percató, ya era demasiado tarde y frenó abruptamente, presa del pánico. Lo que ocurrió después pareció una escena sacada de una película: el conductor perdió el control de la motocicleta, cayó al suelo y rodó por el pavimento; la motocicleta, por su parte, siguió su curso y se estrelló contra mi vehículo, destrozándole ambas puertas del lado del conductor.
Quedé aterrado ante lo sucedido. Verifiqué que el conductor de la motocicleta, que luego me enteré de que se llamaba Francisco, no se hubiese lesionado de gravedad. Luego le pregunté: «¿Quieres que te lleve al hospital?». «Sí, por favor», contestó. Al momento de entrar al auto Francisco se percató de los daños que mi vehículo había sufrido. «No te preocupes —comentó—, yo cubriré todos los gastos de reparación». Asentí con la cabeza y agradecí en silencio a Dios.
Mientras nos dirigíamos al hospital tuve tiempo suficiente para compartir mi fe con Francisco, que de otro modo quizás no hubiese tenido la oportunidad de escuchar el mensaje adventista. ¿Qué crees que le impactó más? ¿Mi actitud de servicio o el mensaje que le prediqué? Obviamente mis acciones allanaron el camino para que el evangelio pudiese tocar su corazón.
Ya lo decía Dale Camegie en su libro Cómo ganar amigos e influir sobre las personas: «Interésese sinceramente en los demás» (p. 46). Si bien es cierto que la gente necesita conocer el mensaje de salvación, no es menos cierto que primero deben saber que queremos su bien. Después de todo, ese fue el método de Cristo. Él «trataba con los hombres como quien deseaba hacerles bien. Les mostraba simpatía, atendía a sus necesidades y se ganaba su confianza. Entonces les decía: “Sígueme”» (El ministerio de curación, cap. 9, p. 86).
Tú y yo no solo tenemos la misión de llevar un mensaje al mundo. Nosotros mismos hemos de ser ese mensaje. Servir a nuestro prójimo con amor es el mejor sermón que podemos predicar.
¿Te gustaría ser un mensaje de amor? Te invito a empezar hoy mismo.
«¡Profundidad de las riquezas, de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos!». Romanos 11: 33, RV95
JOSÉ CARLOS BEZERRA, un joven pastor, médico misionero y comandante de la lancha Luzeiro XXI, cumplía su itinerario normalmente aquella mañana. De acuerdo con lo previsto, José Carlos debía parar en un determinado punto del río Madeira, pero repentinamente sintió dentro de sí la profunda convicción de que debía continuar. ¿Instinto? ¿Presentimiento? ¿Revelación? ¿Alguna vez te ha sucedido algo parecido? Casi sin saber el motivo, José Carlos siguió avanzando por el río. Su esposa le preguntó intrigada: «¿No debíamos parar en aquel lugar?». «No sé —le contestó el pastor—, no sé lo que me está sucediendo».
Una hora después vieron a alguien que hacía señas desde el otro lado del río, así que se acercaron a la playa. Encontraron a un hombre desesperado, clamando por ayuda. «Estoy aquí arrodillado hace tres horas, esperando que alguien apareciera para ayudar a mi esposa», dijo el hombre angustiado.
José Carlos y su esposa consiguieron, con la intervención de Dios, salvar la vida de esa mujer, que estaba teniendo serias dificultades posparto. Hoy existe allí, en la Estancia San Pablo, a orillas del río Madeira, una iglesia erigida por el señor Miro, el hombre que en aquella mañana pidió un milagro a Dios para salvar a su esposa.
«¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos!», dice el apóstol Pablo. ¿Cómo entender los planes que Dios tiene para nosotros? ¿Cómo salvar la vida de esa pobre mujer allí, en lo más profundo de la selva amazónica, sin hacer sentir al joven pastor la profunda convicción de que debía continuar sin detenerse en el punto previsto del itinerario?
Es posible que alguna decisión que tomes hoy sirva para salvar a alguien que lo necesite. Por eso te animo a buscar en la Palabra de Dios la orientación divina. Después, arrodíllate y coloca tus planes para el día de hoy bajo la providencia del Señor. Por último, sal a enfrentar la vida confiando en la «profundidad de las riquezas, de la sabiduría y del conocimiento de Dios». Él no fallará. Sabrá llevarte por caminos adecuados, abrirá las puertas en el momento oportuno y hará brillar el sol en medio de la oscuridad.
¡El es tu promesa! Confía en él.
Alejandro Bullón, evangelista internacional
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