DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
365 VIVENCIAS DE JÓVENES COMO TÚ
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018
«Yo soy el Dios de Israel y de todo el mundo. No hay absolutamente nada que yo no pueda hacer». Jeremías 32: 27, TLA
UN DÍA, MIENTRAS ESTABA en casa de mis padres, llegó una amiga a visitarme y ella me contó que el mejor amigo de mi hermano había llegado a su casa y le había contado cómo mi hermano estaba despilfarrando el dinero en restaurantes, chicas y negocios ilícitos. Ella le había contestado que Dios tenía planes para mi hermano pero el joven se había burlado de Dios y de la fe de mi amiga.
Cuando mi amiga me contó lo sucedido sentí como una bofetada en la cara, necesitaba hablar con Dios y contarle lo que estaba sintiendo, mi amiga se fue y yo me encerré en mi habitación a orar. No sé cuánto hablé con el Señor, pero sí recuerdo que le pedí algo específico: «Padre, permite que ese joven que se ha burlado de nuestra fe y mi hermano, se den cuenta de que el Dios a quien adoramos es un Dios real».
Un viernes de tarde un hermano de la iglesia me llamó para decirme que un grupo de jóvenes de la capital estaría esa noche en la iglesia y que presentarían una película titulada «La última batalla». De inmediato llamé por teléfono a mi hermano y le supliqué que fuera a la iglesia. «Necesito que veas una película muy importante, luego te preguntaré de qué se trata», le dije para comprometerlo. Aunque la verdad es que yo no había visto la película así que no sabía de qué trataba el filme.
Mi hermano se fue a la iglesia con algunas chicas de la calle. Se sentaron en la última banca. Cuando empezó a ver la película se sintió identificado con uno de los personajes. Llegó a casa y me llamó a su habitación, allí empezó a llorar y me dijo: «Yo soy Lucas, tengo la misma edad de Lucas y estoy haciendo lo mismo que él». Como yo no sabía de qué Lucas hablaba le pregunté: «¿Y qué hace Lucas?». «Está metido en drogas —me dijo—, yo no quiero perderme». Elice una oración con mi hermano y luego nos reunimos con el resto de la familia para decidir cómo podíamos ayudar a mi hermano. Después de discutir el tema decidimos sacarlo del pueblo esa misma noche y luego enviarlo fuera del país. Mañana te contaré el final de la historia de mi hermano.